Blogia
Revista Literaria AZUL@RTE

INGLATERRA

Anne BARTON

Anne BARTON

  

William Shakespeare, poeta y dramaturgo canonizado por Harold Bloom como el escritor más poderoso e influyente de la literatura occidental, posee una obra tan luminosa y vasta como oscuros son los detalles que se conocen de su vida. Las nuevas biografías, a través de especulaciones e imprecisiones, nutren año con año el enigma de su identidad en vez de aclararlo. La académica británica Anne Barton se ha dedicado a revisar cuidadosamente los estudios sobre la vida de Shakespeare aparecidos en los últimos diez años, la mayoría de ellos volcados sobre la filiación religiosa del inglés. Éste es el resultado de su pesquisa. 

.

Shakespeare, el único

por Anne Barton 

.

En 1844, Matthew Arnold hizo su famoso comentario sobre Shakespeare: “Otros toleran nuestra pregunta. Tú eres libre./ Nosotros seguimos preguntando... Tú sonríes y no te inmutas,/ Venciendo el conocimiento”. Sugirió que a los biógrafos les sería más fácil interrogar al Monte Blanco para averiguar algo sobre su vida y sus opiniones. Sin embargo, los interrogatorios continúan. Y es más, parecen aumentar de forma alarmante. Desde 1996, cada año se ha publicado al menos un nuevo intento a gran escala (y a veces varios), que no sólo busca narrar la vida del hijo del guantero, que nació en la zona rural de Warwickshire y llegó a convertirse en el poeta y dramaturgo más importante de Inglaterra, sino ir más allá de los simples hechos, escasos y en gran medida enigmáticos, para poner al descubierto su personalidad, sus ideas y creencias. Tan sólo en 2005 se publicaron cuatro de ellos.

.

A todo esto deben añadirse los incansables esfuerzos de los “antiestratfordianos” por demostrar que un estudio imparcial de la carrera de Edward de Vere, conde de Oxford, o de algún otro aristócrata (en los últimos meses, sir Henry Neville y Mary Sidney, condesa de Pembroke, han sido incluidos en la lista usual de los sospechosos) lo muestra como el verdadero, si bien oculto, autor de obras de teatro y poemas que supuestamente resultan incomprensibles si se consideran como el trabajo de un chico que estudió en una humilde y provinciana escuela de segunda enseñanza y que después se convertiría en actor profesional... un hombre tan duro e insensible que, en su último testamento, sólo le dejó a la mujer que fue su esposa durante treinta y cuatro años “la segunda mejor cama” del menaje de la casa de Stratford.

.

Esta cama, que desapareció hace mucho tiempo, es un buen ejemplo de las incertidumbres que enfrentan los biógrafos de Shakespeare. Quizá este extraño legado no fue un insulto, sino la tierna designación del lecho marital, a diferencia de la cama menos personal que se reservaba a los huéspedes... (aunque Shakespeare, quien pasó la mayor parte de su vida adulta en Londres, debe haberlo compartido sólo en contadas ocasiones con la esposa que dejó en Stratford). De cualquier modo, ¿acaso Anne Hathaway (como se llamaba de soltera) no tenía derecho a recibir los ingresos que devengaba una tercera parte de las propiedades, bastante numerosas, de su difunto esposo? ¿Acaso se especificó “la segunda mejor cama” sólo porque ésta había pertenecido originalmente a la familia Hathaway de Shottery y, por lo tanto, debía permanecer en dicha familia? Pero, entonces, ¿por qué esta frase, la única que hace referencia a Anne, parece ser una ocurrencia tardía, insertada en el testamento sin incluir la expresión acostumbrada de “amada esposa”? ¿Acaso ella había llegado a resultarle antipática?

.

Los biógrafos ofrecen una u otra respuesta, según sus propios prejuicios; esto mismo ocurre con la espinosa cuestión de si los sonetos de Shakespeare se publicaron en 1609 con o sin su consentimiento, la autenticidad del ordenamiento secuencial, el momento en que fueron escritos y la identidad del joven a quien se dirigen: el conde de Southampton, el conde de Pembroke (o quizá ambos), Marlowe o Chapman, el “poeta rival”, Emilia Lanier, la “dama misteriosa”, Mary Fitton o... Otros más insisten en que todas éstas son especulaciones inmerecidas que se hacen sobre brillantes ejercicios literarios, los cuales no pueden considerarse como poemas personales ni autobiográficos en ningún sentido. Los biógrafos de Shakespeare tienden a justificar sus afanes informándole a los lectores que, de hecho, se sabe más acerca de la vida del dramaturgo que de cualquier otra figura literaria de esa época, con excepción de Ben Jonson. Lo que no les gusta añadir es que todo lo que sabemos acerca de Jonson no sólo es enorme en comparación con el conjunto de datos que pueden recabarse sobre Shakespeare (la mayor parte proviene de dispersos y lacónicos archivos legales o parroquiales), sino que la procedencia y el tipo de información son profundamente distintos. Conservamos una gran parte de la correspondencia privada que escribió Jonson, un registro detallado de su conversación y un conjunto impresionante de textos de poesía y prosa explícitamente reveladores de la vida de este autor. Sabemos muy bien quiénes fueron sus numerosos amigos y benefactores, a dónde viajó y con quién se hospedó, cuando y por qué fue encarcelado y la fecha en que un incendio destruyó su biblioteca privada (junto con varias de sus obras inéditas). Él también dejó asentado lo que pensaba sobre Shakespeare como dramaturgo y (de manera más sucinta pero afectuosa) como hombre. Lo que Shakespeare opinaba de Jonson sigue siendo un misterio, salvo que este último actuó en dos de sus obras y (según cuenta la leyenda) logró que una de ellas fuera aceptada por su propia compañía de teatro.  

Ambos sufrieron la pérdida de un hijo primogénito. La muerte de Hamnet Shakespeare, a la edad de once años, quedó registrada en Stratford en el mes de agosto de 1596, mas no se sabe cuál fue la causa ni el paradero de Shakespeare en ese momento, ni siquiera si éste salió de Londres para asistir al funeral. Benjamin Jonson hijo murió de peste en Londres, a los siete años de edad, en noviembre de 1603, cuando su padre estaba en Connington, la propiedad campestre de Robert Cotton. Un sueño ominoso anunció la desgracia y Jonson se lo contó a Camden, su antiguo maestro, justo antes de enterarse de la noticia. El niño se le apareció en sueños llevando en la frente la marca roja que se usaba para aislar las casas infectadas en Londres. Después, Jonson expresó lo que sintió en el tierno poema titulado On my first son, en donde el apesadumbrado padre se despide del niño que fue Ben Jonson, su mejor creación poética”. Shakespeare no dejó ningún testimonio equivalente, obligando a los biógrafos a hurgar desesperadamente entre sus obras en busca de pasajes que pudieran de alguna manera reflejar su presumible dolor paterno... una tarea que las dudas cronológicas hicieron aún más difícil. “Hamnet” y “Hamlet” parecen haber sido nombres de pila intercambiables en ese entonces pero, aunque ciertamente la obra aborda la relación que existe en los padres y los hijos (adultos), es difícil fecharla antes de 1599/1600, lo cual no les deja a los biógrafos más remedio que argumentar (sin ninguna prueba que lo sustente) a favor de una sensibilidad personal sobre el tema, que todavía seguía teniendo mucha influencia sobre el autor y que persistió en las obras que escribió muchos años después. Cuando Stephen Daedalus, en el Ulises de Joyce, fantasea sobre la ecuación Hamlet/Hamnet (Shakespeare tiene el papel del Fantasma que se dirige al Hamlet representado por Burbage y piensa, “tú eres el hijo desposeído: yo soy el padre asesinado: tu madre es la reina culpable, Ann Shakespeare, llamada Hathaway de soltera”), Russell lo interrumpe con brusquedad por “husmear en la vida familiar de un gran hombre”, algo que sólo tiene “interés para el oficinista de la parroquia”. No obstante, el “fisgoneo” continúa y con frecuencia adopta formas aun más extravagantes. Todas las obras se convierten en documentos que deben saquearse en busca de pistas biográficas... no es de sorprenderse que dichas pistas resulten ser tendenciosas además de polémicas.

.

Sin embargo, en los últimos años el tema principal del debate biográfico no ha sido la infamante “segunda mejor cama”. (Aunque esto puede suscitar un renovado interés ahora que Germaine Greer ha publicado una novela sobre la vida de la señora Shakespeare.) Se trata de la cuestión de la filiación religiosa de Shakespeare, en particular la posibilidad de que, a pesar de haberse bautizado, casado y finalmente enterrado de acuerdo con los ritos de la Iglesia anglicana, él en realidad era católico. En este punto, la comparación con Jonson (hijo póstumo de un sacerdote protestante) también resulta esclarecedora. Sabemos exactamente cuándo fue que Jonson se convirtió al catolicismo, en 1598, inspirado por un cura que lo visitó en la cárcel de Newgate mientras esperaba ser sentenciado por matar al actor Gabriel Spencer en un duelo. Doce años después, Jonson regresó a la religión reformada, bebiéndose la copa entera del vino de consagrar (como le dijo a William Drummond en 1619) al dejarse llevar por su entusiasmo ante la reconciliación. También le dijo a Drummond que era tolerante con ambas vertientes de la fe cristiana, dado que estaba “familiarizado con ambas”. La situación con respecto a Shakespeare es mucho menos clara.  

Según Richard Davies, un sacerdote poco confiable de finales del siglo XVII, el dramaturgo “murió siendo papista”. Davies también inventó la leyenda (que Rowe reiteraría a principios del siglo XVIII en la breve biografía de Shakespeare que anexó en forma de apéndice a la edición que hizo de sus obras en 1709) según la cual el autor se vio forzado a huir de Stratford y refugiarse en Londres después de haber sido aprehendido por cazar venados ilícitamente en la propiedad de sir Thomas Lucy, en Charlecote. (El hecho de que Lucy no poseyera un coto de venados en ese entonces salió a relucir muchos años después.) Paradójicamente, los biógrafos, ansiosos de encontrar detalles más emocionantes que las distintas inversiones en bienes raíces de Shakespeare, sus impuestos morosos o el hecho de que acaparó más de dos mil litros de malta en una época de escasez, acogieron más bien con regocijo la anécdota de la caza furtiva.

.

Libro de Shakespeare (1623) 

.

Sin embargo, el entusiasmo se apaga si pensamos que, al coronar una existencia breve, pero sin duda espectacular, al ser asesinado en 1593, Christopher Marlowe ha garantizado que se le siga postulando, de manera persistente, como el único candidato, que no era aristócrata, a la paternidad literaria de las obras de “Shakespeare”. Sin embargo, puede agregarse algo de refinamiento y misterio a la existencia oficial (y que de lo contrario resulta totalmente anodina) del hombre de Stratford al dar por cierto un catolicismo peligroso y cuidadosamente ocultado; algo que supuestamente no sólo fue fomentado por la educación familiar, sino por la influencia de Robert Cottam, un maestro de la escuela local que tenía nexos con los Houghton, una poderosa familia recusante (a saber, los católicos apostólicos y romanos que se negaban a aceptar la autoridad de la Iglesia de Inglaterra) de Lancashire, así como con la infiltración de la contrarreforma en Inglaterra, por medio de los seminarios jesuitas y de otras órdenes en el extranjero, y por lo tanto, con el mártir católico Edmund Campion y los jesuitas Henry Garnet y Robert Persons. Ésta ha sido, en gran medida, la idea que ha inspirado las recientes biografías de Shakespeare, incluso las obras Hamlet in purgatory (2001) y Will in the world: How Shakespeare became Shakespeare (2004) de Stephen Greenblatt quien la ha aceptado con cierta cautela.

.

Todavía no se determina si Spiritual testament, un texto incompleto que un trabajador descubrió en 1757, entre los cabrios y el techo de la casa de la familia Shakespeare ubicada en la calle Henley, y que llegó a manos del gran académico Edmund Malone, es o no la prueba genuina de la recalcitrante fe católica del padre de Shakespeare quien, en apariencia, era protestante. Tiempo después, Malone, quien transcribió el opúsculo, llegó a dudar de la autenticidad del original... que para entonces ya estaba inoportunamente extraviado. Actualmente se ha establecido que el documento se redactó siguiendo un modelo jesuita... mas no se ha confirmado el respaldo de John Shakespeare. Lo que es indudable es que dicho documento no fue enterrado (como allí se estipulaba) con el señor Shakespeare en 1601.

.

Entre 1534, cuando Enrique VIII repudió la autoridad del papa y la iglesia católica, y 1603, el año en que Jaime I ascendió al trono, hubo una cantidad asombrosa de cambios en la religión oficial; el protestantismo se arraigó con mayor firmeza durante el breve reinado de Eduardo VI, luego fue radicalmente derrocado en 1553 con el ascenso de María, una reina católica, para ser reinstaurado en 1558 gracias a Isabel. No es de sorprenderse que muchos súbditos, que habían vivido todas o sólo algunas de estas vertiginosas oscilaciones, cultivaran lo que James Shapiro, en A year in the life of William Shakespeare: 1599, describe atinadamente como un tipo de fe parecida a las pinturas murales católicas de la Capilla Dorada de Stratford, en donde algunas imágenes seguían vislumbrándose bajo la lechada con que habían sido cubiertas apenas unos meses antes de que Shakespeare naciera en 1564, por orden del concejo municipal del que su propio padre formaba parte. Como lo escribe Shapiro: “Afirmar que los Shakespeare eran católicos a escondidas o bien protestantes como la mayoría no da cuenta de que, salvo por una pequeña minoría situada en uno u otro extremo doctrinario, esas etiquetas no lograban captar, de la reina para abajo, la naturaleza estratificada de las verdaderas creencias de los isabelinos”.

.

No obstante, esta conclusión, eminentemente sensata, les parece inaceptable a los biógrafos, empezando por E.A.J. Honigmann en Shakespeare: The lost years (1985), quienes están convencidos de que el “William Shakeshafte” que se menciona como abogado familiar en el testamento de 1581 de Alexander Houghton, el acaudalado terrateniente católico de Lancashire, era en realidad el joven de Stratford con un apellido ligeramente distinto. (Un apellido que, por otro lado, es bastante común en Lancashire.) Según esto, Robert Cottam, el maestro de la escuela de Stratford, que era católico a escondidas, envió a su alumno más prometedor al norte para ponerlo al servicio de los Houghton, ya sea como docente o para aumentar el número de simpatizantes del grupo que esa familia apoyaba. Allí, el joven Shakespeare confirmó su fe en el ferviente catolicismo que más tarde quedaría registrado (de forma evidente para quienes pueden descifrar el mensaje oculto), en sus poemas y obras de teatro.

.

La obra de Richard Wilson Secret Shakespeare: Studies in theatre, religion and resistance (2004) fue seguida de Shadowplay: The hidden beliefs and coded politics of William Shakespeare de Clare Asquith, publicada en 2005. Ambos libros buscan establecer que el escritor a quien Coleridge alabó alguna vez por su admirable imparcialidad fue, por el contrario, un hombre dominado por una adhesión apasionada, pero que necesariamente se expresaba de forma encubierta, a la Iglesia de Roma. La aplicación de códigos basados en cifras (que alguna vez fueron muy usados por los baconianos) a la obra de Shakespeare nunca ha logrado recuperarse del todo del golpe que le asestó la revelación espuria, que dos criptógrafos profesionales hicieron en 1957, acerca del mensaje oculto que estaba contenido en Julio César en el sentido de que “Theodore Roosevelt es el verdadero autor de esta obra pero yo, Bacon, se la robé y me atribuyo el mérito”. Tanto Asquith como Wilson prefieren emplear nebulosas lecturas alegóricas o (en el caso de Asquith) un conjunto de palabras escritas en “clave” (“hermoso”, “oscuro”, “elevado”, “bajo”, “tempestad”, “ruiseñor”, “fénix”, “sombra”, “sustancia”, etcétera), que supuestamente les comunicaban a los fieles católicos, que formaban parte del auditorio del teatro, otro drama subterráneo (que con frecuencia no concordaba en absoluto con la trama que se representaba, de manera más directa por no decir interesante, sobre el escenario) y que, en su mayor parte, sólo ellos pueden discernir. (La cantidad exacta de los católicos receptivos, que podrían haber entendido el código y que podrían haber formado parte de los tres mil espectadores que llenaban el teatro Globe, es un tema que ni ella ni Wilson quieren abordar.) Los problemas que estos dos libros generan son múltiples y, en el caso del de Asquith, casi “derrumban las palizadas y los fuertes de la razón” (como dijo de Hamlet).

.

“Sonety” de Shakespeare 

.

A pesar de que Asquith incluye Secret Shakespeare de Wilson en su bibliografía, ella nunca cita esta obra en su propio libro. Quizá esto se deba a que estos dos autores tienden a proponer significados y códigos católicos distintos, y muchas veces opuestos, dentro de los textos que analizan. Por ejemplo, en El mercader de Venecia, Wilson identifica la casa de Porcia en Belmont con la familia recusante de los Montague, sugiriendo que existe una alusión al apellido así como a una de las propiedades que poseían. En su opinión, Belmont es una gran casa recusante donde “la piedad... redime el carácter mercenario del mercado protestante” de Venecia y Porcia, siendo el epítome del “catolicismo matriarcal”, preside en privado los ritos y fiestas de la iglesia romana, a la vez que les ofrece un refugio seguro a sus correligionarios. Por otro lado, al estudiar la misma obra, Asquith se las ingenia para identificar a Porcia con Isabel, la reina protestante asediada por pretendientes que representan a la iglesia católica (el príncipe de Aragón), a la Europa protestante (el “moreno” príncipe de Marruecos) y a sus leales súbditos ingleses (Bassanio), quienes están en deuda (como Bassanio lo está con Antonio) con la vieja identidad católica del país. En su interpretación, el vengativo Shylock se convierte en un puritano representativo bastante inverosímil.

.

Asquith es muy ingeniosa y trabaja su alegoría con gran detalle, argumentando que estas “sombras chinescas” no sólo le habrían resultado evidentes a Isabel (quien se habría reconocido en el papel de Porcia y también habría advertido la súplica que se le hacía a favor de la tolerancia religiosa), sino también para algunos de los poderosos protestantes del auditorio, quizá alguno de los Cecil hacia quienes Asquith parece albergar una animosidad casi personal. (La autora cree que Shakespeare representó de manera explícita a Robert Cecil en el papel de Ricardo III.) De allí surgió lo que ella describe como el lamentable periodo de cuatro años de “apostasía” que le fue impuesto a Shakespeare después de El mercader de Venecia, durante el cual se vio obligado a abandonar o moderar sus “llamados elegantemente cifrados”, antes de volver a hacerlos con un giro diferente en Julio César.

.

Es probable que la mayor parte de los lectores consideren que estas elaboradas alegorías, “descubiertas” en todas las obras de teatro, son poco convincentes, por no decir que carecen de consistencia interna. Edmund Spenser, el consumado alegorista, al presentar a Archimago en el Libro I de The faerie queene como un ermitaño ataviado de negro que juguetea con un rosario, garantizó que todas sus acciones subsiguientes en el poema se interpretaran como las de un católico estafador aliado con los poderes del mal. Por el contrario, Asquith rara vez puede hacer que todas sus interpretaciones alegóricas encajen en una obra de teatro completa, mucho menos hacer justicia a los intrincados recovecos de los personajes o incluso de las tramas de Shakespeare. Ella claramente distorsiona muchas de las cosas que constituyen una parte vívida de la experiencia de cualquier espectador o lector. También se ve obligada a ignorar por entero la difícil obra El rey Juan, con su intrigante enviado papal y su envenenador frailesco, y a hacer la absurda afirmación de que, a pesar de su postura en el Primer Folio, Enrique VIII, una obra igualmente incómoda, le fue atribuida a Shakespeare sólo a resultas de una conspiración protestante con la que estuvo coludido el verdadero autor... el despreciable y servil John Fletcher. Ni siquiera Wilson llega a esos extremos... aunque ciertamente esconde ambas obras bajo el tapete tan rápido como puede.

.

El enfoque de Asquith se asemeja al clásico dibujo del conejo y el pato de Wittgenstein. Cuando uno analiza las obras de teatro, puede optar por ver el conejo católico, que a ella tanto le interesa, o el pato que resulta bastante más interesante y exigente... esto es, los personajes y sus acciones que Shakespeare nos presenta. Lo que uno no puede hacer, como en el caso del dibujo, es percibirlos al mismo tiempo, ya sea en el teatro o en la página impresa. Y esto es muy importante. Aun en el caso de Venus y Adonis de Shakespeare, un poema que, por una vez, Wilson y Asquith están de acuerdo en descodificar como la opresión de la Reina Isabel sobre el joven conde de Southampton, la gran esperanza de la resistencia católica en Inglaterra, el verso en sí echa por tierra los esfuerzos más decididos por conservar dicha idea en mente mientras que, al mismo tiempo, responde al erotismo cuidadosamente perfilado en el callejón sin salida que surge entre una fuerza irresistible (la diosa del Amor) y Adonis, el inmutable objeto de su deseo frustrado y claramente sexual.

.

Además, la obra de Asquith contiene numerosas imprecisiones e interpretaciones erróneas de los textos de Shakespeare. Que en La comedia de las equivocaciones los ciudadanos de Éfeso confundan al nativo Antífolo con su gemelo de Siracusa es algo totalmente comprensible. Que Asquith haga lo mismo, hundiendo la trama en el caos, no lo es. En Los dos hidalgos de Verona, Valentín no ofrece “compartir” a Silvia con su amigo Proteo cuando le anuncia “todo lo que fue mío en Silvia, te lo concedo”, una idea absurda que se reitera a lo largo del libro. Él simplemente renuncia por completo a su derecho sobre ella. Tan sólo en la página 297, Asquith se refiere a Alonso, el personaje de La tempestad, como “Alfonso”, lo describe como el duque de Nápoles y no como el rey, compara el traje de cortesano de Gonzalo, que parece recién teñido por el agua salada, con “vestuario de actores”, inventando así un símil inexistente, y malinterpreta la descripción que hace Próspero de la bruja Sycorax (que, como era de suponerse, es otra caricatura de la Reina Isabel), quien llega a la isla “encinta”, pero dando a entender que ella ya tenía al pequeño Calibán retozando a su alrededor (no importa que a éste se le describa más adelante en la obra como “el hijo que ella parió aquí”). En cuanto a los distintos términos en clave de Asquith (“hermoso” / “elevado” que implica católico, “oscuro” / “bajo” que significa protestante y todo lo demás), ella los señala en el texto cuando se ajustan a su teoría y los ignora cuando no es así o, peor aún, cuando Shakespeare los aplica de una forma que entra en franca oposición con el esquema alegórico de la autora.

Shakespeare joven  

.

La indignada pregunta que Hamlet le hace a su madre, “¿Es posible que aquel collado espléndido dejaras para pacer en valle cenagoso?”, tal vez puede forzarse para darle una identidad católica al viejo Hamlet, como supone el código hermoso/elevado, en comparación con la identidad protestante, oscura/baja, de su malévolo hermano menor. Pero entonces, ¿cómo interpretar la descripción que hace Horacio en el Acto I de la oscura y entrecana barba (“gris plateada”) que hace que el fantasma del viejo Hamlet sea uno mismo con el hombre que él era en vida? Asquith no hace ningún comentario al respecto. La obra Shadowplay está influida por el compromiso claramente personal y apasionado de su autora a favor de la fe católica. Asquith es emprendedora e imaginativa y a uno le gustaría que llevara dichas cualidades, así como el esmero de una gran parte de su investigación histórica, a algún estudio, que resultaría más apropiado, sobre el poeta y mártir Robert Southwell o quizá sobre sir Thomas More. Sin embargo, su libro sobre Shakespeare sencillamente no sirve.

John Updike ha observado que la mayor parte de las biografías “son en realidad novelas con índices”. Me parece que esto es especialmente cierto acerca de las vidas de Shakespeare. Aunque la obra Shakespeare: The biography de Peter Ackroyd, cuyo subtítulo es bastante arrogante, tiene arranques de fantasía menos extremos que la de Asquith, también irrumpe en el campo de la ficción. Así pues, “podemos imaginar que [Shakespeare] fue un niño peculiarmente competitivo” y “que sin duda se aburría con facilidad”. Al convertirse en un hombre, parece que era “dado a la lujuria, pero quisquilloso en otros sentidos”, algo que, dice el libro, “por una curiosa casualidad concuerda bien con el conjunto de las imágenes de las obras de teatro, donde existen numerosas referencias a la obscenidad, pero también muestras de susceptibilidad a los espectáculos u olores desagradables”. Y así sucesivamente, ad infinitum. Gracias a un método que con frecuencia nos recuerda la obra Shakespeare's imagery and what it tells us que Caroline Spurgeon escribió en 1935, Ackroyd saquea las obras de teatro en busca de “pruebas” sobre la propia personalidad de Shakespeare, sobre sus gustos y aversiones particulares. El autor también es propenso a hacer declaraciones totalmente infundadas sobre los procesos creativos de Shakespeare, afirmando que no sólo éste puso “una partícula de sí mismo en todos sus personajes” sino que, en cada una de sus obras, existe un personaje que él tenía intenciones de personificar sobre el escenario. El libro es demasiado largo, repetitivo y está escrito con una prosa férvida que cansa pronto. También está lleno de juicios estéticos de lo más dudosos, como cuando Ackroyd descarta Medida por medida (junto con Bien está todo lo que acaba bien) como “un ejercicio abortivo de tipo cómico... Un oscuro pensamiento alzó el vuelo en un valle oscuro que, al quedar totalmente explorado, resultó ser yermo y aburrido. Nada más”. O como cuando logra reducir El rey Lear a una “meditación” sobre los males que acarrea la división de un reino.

.

Después de todo, es un gran alivio dejar a Wilson, Asquith y Ackroyd para acercarse a la obra de James Shapiro, A year in the life of William Shakespeare: 1599. La última oración del epílogo de este estudio, consistentemente informativo e inteligente, aclara cuál es la postura biográfica de su autor: “Quizá más que ningún escritor que haya vivido antes o después de él, Shakespeare tuvo en su mano las llaves que abrieron el corazón y la mente de los demás, aun si él mantuvo un candado sobre sí mismo”. Con admirable reserva, Shapiro se dispone a hacer la crónica de los acontecimientos públicos de 1599 (las noticias más importantes) sin hacer especulaciones indebidas sobre la reacción de Shakespeare ante ellos. Se conforma con mostrar “el conjunto del año, su forma y presión” (adaptando las palabras de Hamlet a los actores) y con situar a Shakespeare ante sucesos como la muerte de Edmund Spenser, el desmantelamiento clandestino del viejo teatro de Shoreditch y su renacimiento como el Bankside Globe, la triste campaña de Essex en Irlanda, los rumores sobre una “Armada invisible”, que pusieron en estado de alerta máxima tanto a las autoridades como al público en general, y la publicación de The passionate pilgrim y la arriesgada obra de John Hayward, History of the life and reign of King Henry IV. Conforme Shapiro va avanzando, desde finales de 1598 al otoño de 1599, logra tejer con gran habilidad un informe sobre la evolución y los logros artísticos de Shakespeare durante esos meses, pero sin hacer otra cosa que sugerir la forma en que las dos trayectorias pueden haber llegado a influir en la conciencia del dramaturgo.

.

No obstante, este libro arroja mucha luz sobre las obras y el hombre que las escribió. Shapiro es particularmente bueno en su detallado informe sobre la forma en que las vigas del teatro Shoreditch fueron salvadas y almacenadas (y no, como con frecuencia se afirma, transportadas por barco a través del Támesis) y explica con exactitud qué trabajo de carpintería y qué condiciones climáticas se requerían para volver a usarlas en el Globe. Narra la campaña en Irlanda de una forma vívida (y terriblemente) actual para el lector, como debió serlo para Shakespeare y sus contemporáneos, y por primera vez (que yo sepa) ofrece un informe detallado y preciso de lo que Shakespeare habría visto en las distintas habitaciones que debía atravesar en Whitehall cada vez que él y su compañía de actores se presentaban en la corte. A veces, Shapiro también se deja llevar por el hecho de haber enfocado su objeto de estudio en el año de 1599 y en las obras que Shakespeare redactó entonces (Julio César, Enrique V, A vuestro gusto y el primer borrador de Hamlet) y denigra aquéllas que escribió inmediatamente después; por ejemplo Noche de epifanía, supuestamente “llena de fórmulas” y “menos lograda” o bien Troilo y Cressida, que considera “demasiado deshilvanada y demasiado amarga”. Quizá esto sea comprensible; ciertamente no menoscaba el valor del libro, considerado como un todo.

.

Las obras de Shakespeare en peliculas 

.

Al optar por escribir lo que en realidad es la biografía de un año así como de Shakespeare, Shapiro ha logrado sortear con destreza las trampas en los que tristemente tienden a caer las demás vidas, recientes, de Shakespeare. En este sentido, el análisis que ofrece David Ellis en su obra That man Shakespeare: Icon of modern culture resulta maravillosamente útil y oportuno. Nada puede rivalizar con Shakespeares's lives, la magnífica y monumental obra de Samuel Schoenbaum, una ingeniosa y exhaustiva relación de todos los intentos biográficos que se escribieron desde el principio, que fue publicada inicialmente en 1970 y después se actualizó para tomar en cuenta la década de los ochenta en una edición revisada. No obstante Schoenbaum murió en 1996. Sólo podemos imaginar lo que habría pensado de la avalancha de la última década. Sin embargo, cuando en el último capítulo Ellis termina de hacer una antología de los pasajes (ficticios y reales) que han ayudado a construir la imagen de Shakespeare a lo largo de los siglos y aborda “los métodos que deben usar aquellos que se sienten obligados a elaborar nuevas biografías sin contar con información nueva”, el autor hace gala de astucia y perspicacia.

.

Sugiere que hay seis estrategias básicas de que han echado mano la mayor parte de los biógrafos de Shakespeare de nuestra época. Las enumera como sigue: 1) “el argumento de la ausencia” que significa que, allí donde hay un silencio, como las pruebas que confirmen el catolicismo de Shakespeare, debió ser necesario el sigilo, lo cual sirve de confirmación; 2) “el cuidado del lenguaje”: el uso de lo que llama “palabras equívocas” como “quizá”, “si”, “probablemente”, “podría”, “puede”, sirve para ocultar que, en realidad, no tenemos la certeza de lo que decimos; 3) el uso de las obras de teatro para revelar elementos precisos de la vida y forma de pensar de Shakespeare; 4) el uso de los sonetos con este mismo propósito; 5) la transferencia del peso de la responsabilidad a las circunstancias históricas que, en apariencia, aclaran cómo era la vida íntima del escritor; y 6) “el argumento que se origina en la proximidad o bien la unión de los puntos”, que significa desplegar lo que sabemos acerca del maestro que tuvo Shakespeare en Stratford o acerca de sus parientes y conocidos, para hacer rendir la escasa o nula información que realmente ha quedado confirmada acerca del dramaturgo. Ninguna de las biografías que se han analizado en esta reseña se publicó a tiempo para que Ellis pudiera examinarla. Sin embargo y excepto por la de Shapiro, todas utilizan por lo menos uno, y más bien varios, de los recursos que Ellis menciona.

.

Al contemplar el flujo aparentemente interminable de las nuevas biografías de Shakespeare que se han publicado durante los últimos diez años, es difícil no sentir que debería imponerse una moratoria al respecto (de la que se excluiría la improbable aparición de cualquier dato nuevo). Quizá todavía haya que escribir un libro que nos explique por qué siguen proliferando (y vendiéndose) las vidas de Shakespeare, además de hacer una investigación seria sobre el factor psicológico que subyace a todos los intentos que siguen haciéndose por demostrar que él sólo era el testaferro del verdadero autor, ya sea que se trate de Marlowe, Edward de Vere, Bacon, Sir Henry Neville o Mary Sidney. Mientras tanto, resulta tentador darle otra interpretación al maravilloso cuento de Borges, “Everything and nothing”. En este cuento, un Shakespeare atormentado por el hecho de que nunca ha poseído carácter ni personalidad propios, a la vez que ha dotado de ambos a tantos personajes ficticios, se queja con Dios. Y la voz de Dios le contesta, salida del torbellino: “Yo tampoco soy; yo soñé el mundo como tú soñaste tu obra, mi Shakespeare, y entre las formas de mi sueño estabas tú, que como yo eres muchos y nadie”. En un sentido ligeramente distinto, los biógrafos de Shakespeare también han logrado crear un hombre que es “muchos y a la vez ninguno”.

.

Barton. Catedrática del Trinity College de Cambridge. Autora de Essays, Mainly Shakespearean y de una versión anotada del Don Juan de Byron.

© The New York Review of Books , 11 de mayo de 2006

A consultar:

http://es.wikipedia.org/wiki/William_Shakespeare

http://www.booksfactory.com/writers/shakespeare_es.htm

http://www.proverbia.net/citasautor.asp?autor=915  

Ilustración: Lutz Baches

http://www.lutz-backes.com/Karikaturen/karikaturen.html

.

Robert Louis STEVENSON

Robert Louis STEVENSON

   

Proveniente de una familia burguesa, Robert pasó una infancia feliz y despreocupada. Debido a la marchita salud de su madre no cursó estudio alguno durante su niñez. Esto hizo que a la edad de 8 años fuera totalmente analfabeto. Durante su adolescencia, Robert acompañó a su padre en sus frecuentes viajes.

Ingresó en la universidad de Edimburgo como estudiante de ingeniería náutica. Sin embargo, la elección de la carrera fue más por la influencia de su padre, que era ingeniero, que por gusto propio. Esto llevó al abandono de la ingeniería en por de las leyes. En 1875 empezó a practicar la abogacía. Tampoco tuvo una carrera brillante en este campo, ya que su interés se concentraba en el estudio de la lengua.

Enseguida aparecieron en él los primeros síntomas de la tuberculosis e inició una serie de viajes por el continente. En 1876, a los 26 años, en Grez (Francia) conoció a Fanny Osbourne, una norteamericana que le llevaba diez años. Fanny estaba separada de su marido; con su hermana Belle y sus hijos descansaba y pintaba. Stevenson y Fanny se enamoraron. Publicó su primer libro en 1878. Ella partió a California, para tramitar su divorcio, y Stevenson la siguió, un año después. Se casó con ella en 1880, a los 30 años. La pareja vivió un tiempo en Calistoga, en el Lejano Oeste. Escribió historias de viajes, aventuras y romance. Su obra es muy versátil: ficción y ensayo, etc.

A partir de ese año, la salud de Stevenson comenzó a empeorar. El matrimonio se mudó a Edimburgo, luego a Davos, Suiza, y finalmente se instaló en una finca que el viejo Stevenson les regaló, en el balneario de Bournemouth. Tres años más tarde partieron a Nueva York, donde Stevenson hizo amistad con Mark Twain, autor de Las aventuras de Tom Sawyer. Tras una breve estadía en San Francisco, deciden realizar un viaje hacia las islas del Pacífico Sur, donde finalmente se establecen con los hijos de Fanny, la hermana de ésta, Belle, y la señora Stevenson (el padre del novelista había muerto para entonces). No es precisamente un rechazo furioso de la civilización: la casa del matrimonio es confortable; la relación de Stevenson con los aborígenes —que lo bautizan como Tusitala, ("el que cuenta historias")— es cordial, pero política: de hecho, el escritor toma partido por uno de los jefes locales contra la dominación alemana del archipiélago y escribe en la prensa británica sobre la penosa situación samoana.

Murió de un ataque cerebral. Un año antes, relató en una carta: "Durante catorce años no he conocido un solo día efectivo de salud. He escrito con hemorragias, he escrito enfermo, entre estertores de tos, he escrito con la cabeza dando tumbos". Su cuerpo fue enterrado en la misma isla, en el monte Vaea.

Ante la aparición de la novela naturalista o psicológica, Stevenson reivindicó el relato clásico de aventuras, en el que el carácter de los personajes se dibuja en la acción. Su estilo elegante y sobrio y la naturaleza de sus relatos y sus descripciones influyó en escritores del siglo XX como Jorge Luis Borges.

También es conocida su afición al alcohol, lo que le acarreó diversos problemas de salud.   

*

El mono científico 

*

En cierta Isla de las Antillas, había una casa y una playa cerca de una arboleda.En esa casa habitaba un vivisector y, en los árboles, un clan de simios antropoides. Resultó que el vivisector atrapó a uno de ellos y lo encerró durante algún tiempo en una jaula del laboratorio. Allí, quedó profundamente aterrado por lo que vio, muy interesado por todo lo que oyó; y como tuvo la fortuna de escapar en una fase temprana de su caso (que quedó clasificado con el número 701) y de regresar con su familia con tan sólo una lesión insignificante en un pie, consideró que, en suma, había salido beneficiado.

*
En cuanto regresó se hizo llamar “doctor” y empezó a importunar a sus vecinos con esta pregunta: ¿Por qué los simios no son progresistas?
—No sé qué quiere decir progresista — dijo uno y le lanzó un coco a su abuela.
—Yo no lo sé ni me importa —dijo otro y se columpió en un árbol cercano.
—¡Ya cállate! —exclamó un tercero.
—¡Maldito progreso! —dijo el jefe que era un viejo político conservador, a favor de la fuerza física—. Procuren portarse mejor como lo que son.


Pero cuando el mono científico lograba reunirse a solas con los machos jóvenes, éstos lo escuchaban con más atención.


—El hombre es tan sólo un simio que ha sido promovido —decía, colgando su cola desde una elevada rama—. Dado que el registro geológico está incompleto, es imposible afirmar cuánto tardó en ascender y cuánto podríamos tardar nosotros en seguir sus pasos. Pero si nos lanzamos de lleno in media res en mi propio sistema, creo que los dejaremos a todos atónitos. El hombre perdió siglos por culpa de la religión, la moral, la poesía y otros desvaríos; tardó siglos antes de alcanzar la ciencia y apenas ayer empezó a realizar vivisecciones. Nosotros recorreremos el camino en sentido inverso y empezaremos por la vivisección.

—¿Qué cocos es la vivisección? —preguntó un simio.
El doctor explicó con todo detalle lo que había visto en el laboratorio; y algunos de sus oyentes quedaron encantados, mas no todos.
—¡Nunca había escuchado semejante bestialidad! —exclamó un mono que había perdido una oreja en un pleito con su tía.
—¿Y para qué sirve eso? —inquirió otro.
—¿Qué no se dan cuenta? —dijo el doctor—. Al hacer vivisecciones en los hombres, descubriremos cómo están hechos los simios y así avanzaremos.
—Pero, ¿por qué no las hacemos en nosotros mismos? —preguntó uno de sus discípulos que era discutidor.
—¡Ay, qué vergüenza! —dijo el doctor—. No pienso quedarme aquí escuchando semejantes despropósitos; al menos, no en público.
—Pero, ¿y los criminales?
—inquirió el discutidor.
—Es muy dudoso que exista algo que pueda considerarse bueno o malo; entonces, ¿cómo definirías a un criminal? —repuso el doctor—. Y además, el público no lo toleraría. Y los hombres nos serán igual de útiles; somos del mismo género.
—Me parece que sería brutal hacerles eso a los hombres —dijo el simio que sólo tenía una oreja.
—Bueno, para empezar — dijo el doctor—, ellos afirman que nosotros no sufrimos y que somos, como dicen, unos “autómatas”; así que tengo todo el derecho de decir lo mismo de ellos.
—Ése es un disparate —dijo el discutidor—; y además es autodestructivo. Si ellos sólo son unos autómatas, no pueden enseñarnos nada acerca de nosotros mismos; y si pueden hacerlo, ¡por todos los cocos!, entonces deben sufrir.
—Comparto bastante tu forma de pensar — dijo el doctor—, y, en efecto, ese argumento sólo es válido para las revistas mensuales. Supongamos que sí sufren. Bueno, pues sufren en el interés de una raza inferior que necesita ayuda; no puede haber nada más justo que eso. Y además, sin duda haremos descubrimientos que también a ellos les serán de utilidad.
—Pero, ¿cómo descubriremos algo cuando no sabemos qué hay que investigar? —inquirió el discutidor.
—¡Bendita sea mi cola! —gritó el doctor, perdiendo los estribos y la dignidad—. ¡Tienes la mente menos científica de todos los monos de las Islas Windward! Saber qué investigar... ¡qué tontería! La verdadera ciencia no tiene nada que ver con eso. Tú sólo debes realizar vivisecciones, cada vez que tengas la oportunidad; y, si realmente llegas a descubrir algo, ¿quién estará más sorprendido que tú?
—Tengo una objeción más —dijo el discutidor—, aunque aclaro que concuerdo en que sería una diversión mayúscula. Pero los hombres son muy fuertes y además tienen armas.
—Por eso mismo tomaremos a los bebés —concluyó el doctor.
Esa misma tarde, éste regresó al jardín del científico; se robó una de sus navajas a través de la ventana del cuarto de vestir y, en una segunda incursión, sacó al bebé de su cuna.
Hubo gran algarabía en las copas de los árboles. El mono, que sólo tenía una oreja y que era de buenos sentimientos, acunó al niño en sus brazos; otro le metió nueces en la boca y se afligió porque no quiso comérselas.
—Carece de inteligencia —dijo.
—Pero cómo me gustaría que no llorara —dijo el simio que sólo tenía una oreja—, ¡se ve tan feo como un mono!
—Esto es absurdo —dijo el doctor—. Denme la navaja.
Al oír esto, al mono que sólo tenía una oreja se le encogió el corazón, le escupió al doctor y huyó con el niño a la copa del árbol vecino.
—¡Hey, tú! —gritó el simio que sólo tenía una oreja—, ¡vivisecciónate tú mismo!
Ante este desafío, todo el equipo empezó a perseguirlo y a dar voces; y el ruido llamó la atención del jefe, que se encontraba en los alrededores, matando pulgas.
—¿Por qué tanto alboroto? —exclamó el jefe. Y cuando le explicaron lo sucedido, se llevó la mano a la frente—. ¡Santos cocos! —exclamó—, ¿es ésta una pesadilla? ¿Pueden los simios caer hasta semejante barbaridad? Devuelvan a ese niño al lugar de donde lo sacaron.
—Usted no tiene una mente científica —dijo el doctor.
—No sé si tenga una mente científica o no —repuso el jefe—, pero sí tengo un palo muy grueso y, si le pones una garra encima a ese bebé, te romperé la cabeza.
Así que llevaron al bebé al jardín que estaba frente a la casa. El científico (que era un estimable padre de familia) no cupo en sí de gozo y, ya con el corazón ligero, inició tres experimentos más en su laboratorio antes de que el día llegara a su fin.  

*

El relojero  

*

La garrafa estaba colocada sobre una mesa, en medio de la habitación. Hacía casi una semana que nadie entraba por la puerta; la sirvienta era descuidada y no había cambiado el agua desde hacía un mes. La raza dirigente de los animálculos había alcanzado así una gran antigüedad y ellos estaban muy avanzados en sus estudios científicos. Su principal deleite era la astronomía; los filósofos se pasaban los días contemplando los cuerpos celestes, la sociedad se complacía en comentar las distintas teorías. Dos ventanas, una que daba al este y otra al sur, les daban dos años solares de distinta duración; el segundo se mezclaba con el primero y el primero volvía a suceder al segundo después de un intervalo de oscuridad. Muchas generaciones nacían y perecían durante la noche; la tradición de un sol se vio debilitada, de modo que los pesimistas abandonaron la esperanza de que volviera a salir; y la luna, que entonces estaba llena, engañó a algunos de los más sabios. No fue sino hasta el sexto año solar largo que apareció un animálculo de intelecto inigualable; él destronó la ciencia anterior y dejó un legado de discusión.

*
Su hipótesis puede llamarse La Teoría del Cuarto. Era errónea en partes. El cuarto no estaba lleno de agua potable; tampoco estaban hechas sus paredes de la misma sustancia que el mantel. Pero, en la mayor parte de los puntos, la teoría concordaba burdamente con los hechos; y su autor había calculado la posición relativa de la garrafa, la mesa, las paredes, los adornos de la repisa de la chimenea y el reloj de ocho días hasta el millonésimo lugar de los decimales, pues sus métodos e instrumentos eran exquisitamente finos. Hasta ahora, los más escépticos reconocían sus méritos. Pero el filósofo era un hombre de mente devota y obediente; y había decidido aceptar y basarse en una leyenda de su raza. En la antigüedad, antes del surgimiento de la ciencia, se decía que el espacio amarillo y oblongo, situado en la pared que daba al norte, se había abierto y un objeto, cuyo tamaño descomunal superaba la imaginación, había aparecido y, durante algunas generaciones, se había movido visiblemente en el espacio. Una luz, a decir de algunos más brillante que el sol, según otros apenas más brillante que la luna, acompañó al meteoro en su órbita. Mientras tanto, la garrafa fue sacudida por tronidos e inexplicables convulsiones; los costados del universo se oyeron crepitar; una detonación final señaló el momento de su desaparición; y, cuando los animálculos se recobraron del susto, vieron que el espacio amarillo y oblongo de la pared que daba al norte había retomado su aspecto natural. Tal fue el informe de los historiadores serios y críticos; en boca de los incultos, la versión era otra. “En la antigua era del canibalismo”, decían ellos, “un animálculo asombrosamente enorme atravesó el muro; tenía el sol en una garra; el movimiento de su nado sacudió la garrafa entera; y antes de volver a salir, le hizo algo al reloj”. Para asombro de la sociedad, esta versión popular fue la que el filósofo aceptó. Un coloso que llevaba una luz, parecido al que había sido observado, caminaba conforme a periodos establecidos cerca de las paredes exteriores de la habitación; y el hecho de que pasara, primero frente a una ventana y luego frente a la otra, explicaba los años solares. Pero el filósofo fue aún más lejos. En el Cosmos animalcular existía un elemento de anormalidad superlativa: el reloj, con su péndulo, su esfera y sus manecillas. Varias generaciones de observadores habían demostrado, de modo irrefutable, que el péndulo se balanceaba, que las manecillas reptaban por la esfera, que el fenómeno de las campanadas ocurría a intervalos aproximadamente iguales y que al menos era posible concebir una relación entre estos intervalos y la procesión de las manecillas. Pronto, la atención se fijó en el reloj; las pruebas de la existencia de algún propósito en la creación se centraron allí; el creador, que hablaba con oscuras palabras en sus demás obras, parecía emitir una voz auténtica en el reloj; y el teísmo y el ateísmo trabaron combate en torno a la cuestión del Relojero. El Newton animalcular era relojerista; y se arriesgó a hacer la osada conjetura de que el coloso que llevaba una lámpara alrededor de la habitación se vería obligado a regular sus movimientos de acuerdo con el tiempo del reloj.

*
Entre los piadosos, las interrogantes del filósofo pronto se erigieron en doctrinas de la iglesia. El coloso de la leyenda fue identificado con el sol, junto con el creador del reloj. El culto al relojero reemplazó las religiones anteriores, la veneración del agua, la veneración de los ancestros y la adoración bárbara de la repisa de la chimenea; a él le fueron atribuidas todas las virtudes; y todo el comportamiento animalcular de buen tono quedó reunido bajo la rúbrica de Comportamiento Relojeroso. Mientras tanto, el otro bando clamaba a favor del animalculomorfismo. El filósofo había declarado que todo el espacio estaba ocupado por el agua; no había nada menos comprobado, nada menos comprobable; más allá de la piel interna de la botella, el agua dejaba de existir; y, si éste era el caso, ¿en dónde quedaba el relojero? La vida implicaba agua, el pensamiento implicaba agua. Nadie que no viviera en el agua podía concebir la idea del tiempo, ¡mucho menos la de un reloj! Examinen su hipótesis (decían los relojeristas) y todo se reduce a esto: una criatura que vive en el agua ¡viviendo fuera del agua! ¿Pueden acaso los animálculos razonables entretenerse con semejante absurdo? Y admitiendo lo imposible, admitiendo (únicamente con el propósito de aclarar la cuestión) que la vida y el pensamiento existen más allá de las paredes de la garrafa, ¿por qué no se manifiesta el Relojero? Sería sencillo para él comunicarse con los animálculos; cuando creó el reloj, le habría sido fácil colocar sobre la esfera señales inteligibles (por ejemplo, la proposición cuadragésima séptima) o incluso (si acaso le hubiera importado) algún medidor del paso fugaz del tiempo; y en vez de eso, a distancias que más o menos se aproximan a la igualdad, tienen lugar esas marcas sin sentido, que probablemente son el resultado del ebullicionismo. Entonces, si acaso existe un relojero, hay que figurárselo como un frívolo y maligno sinvergüenza, que creó la garrafa, la mesa y la habitación con el único objeto de regodearse con las tribulaciones de los animálculos. Semejantes opiniones hallaron una expresión más violenta en boca de los poetas contemporáneos; la infame “Oda a un Relojero”, que estremeció a la sociedad, empezaba más o menos así:

Enormes son tus pecados,
Enormes como una garrafa entera.
Relojero, yo te reto.
Tu crueldad es mayor que la de un jarrón sobre la repisa de la chimenea,
Y redonda como la esfera del reloj.
Eres fuerte, te jactas de ello;
Eres astuto e inventas cronómetros;
¡Vanas son tu fuerza y astucia!
Basta con que un solo animálculo honrado te mire a los ojos,
Y quedas vencido en medio de tus instrumentos.
Palideces y te ocultas en la trastienda.

*

El sentir universal fue que el poeta había llegado demasiado lejos. Si en efecto existía un relojero, cabía suponer que no toleraría que esas declaraciones quedaran impunes; cabía temer que toda la garrafa se vería implicada en su venganza. Después de un juicio en donde él se vanaglorió de sus horrendos sentimientos, el poeta fue condenado y públicamente destruido; y, durante algunas generaciones, este acto de rigor frenó el espíritu del libre pensamiento.

Todos esperaban con ansia el amanecer del séptimo año solar doble. Al acercarse el momento, todos los telescopios que había en la botella se dirigieron hacia la ventana que daba al este o hacia el reloj; y una vez que el acontecimiento hubo tenido lugar y mientras se preparaban los cálculos, las muchedumbres esperaron afuera de las casas de los astrónomos, algunos rezando, otros haciendo irreverentes apuestas sobre el resultado. Éste no fue concluyente. El reloj y el sol no tenían ninguna relación precisa de concordancia; a los fieles más ardientes les fue imposible proclamar su triunfo. Mas la discrepancia era pequeña; y el más firme de los librepensadores fue consciente de la existencia de una duda íntima.

*
En El Relojero revelado en todas sus obras, El Relojero reivindicado y La verdadera ciencia relojerosa exhibida y justificada, los piadosos buscaron disimular su desilusión; en obras de distinta naturaleza, los librepensadores magnificaron su victoria. Conforme pasaban las horas y una generación sucedía a otra, todos percibieron que la fe había sido sacudida. La creencia en un Relojero decayó de forma estable; y pronto el reloj mismo, con sus movimientos disminuidos y su regularidad irregular, se convirtió en un tema de burla para los bromistas.
En medio de todo esto, se vio abrirse el espacio amarillo y oblongo de la pared que daba al norte y el relojero entró y procedió a darle cuerda al reloj.

El cambio fue total; los animálculos de todas las edades y condiciones sociales se apiñaron en los lugares de culto; la garrafa retumbó con salmos; y, de un extremo a otro de la botella, no hubo ninguna criatura consciente que no hubiese sacrificado todo lo que poseía con tal de prestarle un servicio al relojero.

Cuando acabó de darle cuerda al reloj, el relojero divisó la garrafa; y como tenía sed por haber tomado cerveza la noche anterior, la apuró hasta las heces. Después, por espacio de tres semanas, yació en cama, enfermo; y el médico que lo atendía mandó sanear todo el suministro de agua de esa parte de la ciudad.
 

*

A leer:

http://www.alohacriticon.com/viajeliterario/article575.html

http://es.wikipedia.org/wiki/Robert_Louis_Stevenson

*

Luis LOPEZ CRIOLLO

Luis LOPEZ CRIOLLO

*

WWW.COMUNALATINA.COM

The Latin American People Magazine

E-mail :comunalatina@hotmail.com 

luis_lopez_criollo@yahoo.com  **

*

Arte Y Cultura

http://www.comunalatina.com/arteycultura.html  

*

El brasilero Neik Zuzek se llevo el Premio Fausto de Narrativa  

Neik Zuzek, del Brasil, en narrativa con el libro «Ser el Otro», fue el ganador absoluto del Premio literario El Fausto, que contó con la participación masiva de poetas y escritores de América Latina y Europa. El Segundo lugar fue para el argentino Guillermo Eduardo Bataglia con la obra  «Estación Caballito» y el tercer lugar lo ocupo Luis Enrique Gutiérrez González, de Venezuela, con el libre «Web Stress». 

Recibieron Mención de Honor los argentinos Ricardo Juan Benítez, con la obra «El hombre marrón al fondo de mi casa»; Marcelo Mangiante, con «Cierta familiaridad con los travestís»; Gabriel Francisco Tejerina, con «La Fosa» y Ulises Carlos Córdoba, con «El Tren». 

*

GÉNERO: POESIA 

El primer lugar en poesía fue para Alcides César Dupuy, Argentina con la obra «Retorno»; Segundo lugar: Maria del Pilar Casas Luque, Colombia «Divagar»; Tercer lugar: Elisabet Amelia Cincotta, Argentina «Sin embargo» y tercer lugar: Aram Vidal Alejandro, Cuba «Gafo». 

Mención de honor: Mabel Bellante, Argentina; «Un momento de la vida», Julio Alberto Balcazar Centeno, Colombia «Inútil»; Sara Vanégas Coveña, Ecuador «Poema 7»; Rosy Paláu, México «La distancia»; Aram Vidal Alejandro, Cuba «Rojo»; María Luisa Landman Rodríguez, Chile-España «El faro».  

*

Finalista: 

Zulma Nicolini «A César Vallejo»; Julio Campos Ávila, Chile «Complicidades»; Maria Cristina Valle, Argentina «Secretos de mi alma»; Maria Cristina Fervier, Argentina «Te dejé partir»; Margarita García Alonso, Francia «Sin segundo aire» El certamen del foro El Fausto ha permitido llegar en red a muchos países de habla hispanoamericana. Ese es uno de los logros conseguidos, gracias a la participación de la gente que ha considerado seria la propuesta de nuestro certamen virtual. 

El jurado integrado por María Teresa Fusari, Argentina; Gito Minore, Argentina; Eduardo Lucio Molina y Vedia, México; Fausto Antonio Leonardo Henríquez, República Dominicana; todos reconocidos escritores y poetas, tuvieron una ardua tarea para selección las obras ganadoras. No ha habido ninguna clase de interés particular, excepto el de alegrar y motivar a los concursantes. 

Finalmente, en cada ganador hay un escritor con una vocación que tiene que explotar. Un lugar en el certamen puede ser un punto de partida para una obra mayor y más perfecta. En realidad, cada concursante es un Nóbel en potencia. Sigamos creando, escribiendo que solo si estimulamos el genio podremos lograr la obra de arte.  

*

Fragmentos de los ganadores  

*

Ser el otro

Neik Zuzek, Brasil

Primer lugar 

Entonces el discípulo, angustiado por no obtener la iluminación que tanto había  buscado, caminó hasta el bosque y se sentó frente al roble. Su corazón latía furioso. Una nube de pensamientos desencontrados atormentaba su mente. Para calmarse, enderezó la espalda, inspiró profundamente, cerró los ojos. Después exhaló el aire, aliviando el pecho. Repitió el ejercicio varias veces. Los pensamientos se fueron disipando y pudo escuchar el murmullo de las hojas, los gorjeos de pájaros cuyos nombres desconocía, la queja de una cigarra. Cuando recupero la quietud, abrió lentamente los ojos.   

*

Sin embargo

Elisabet Amelia Cincotta, Argentina 

Sin embargo te fuiste

La noche demasiado intensa sigilo tus pasos

La mirada al viento encallo en el horizonte

Lagrimas perfumadas

Rítmicos efluvios del pasado rogaron que no te vayas

Y sin embargo partiste

Hoy es mañana

Un nombre inmerso en el recuerdo

Una sonrisa

Y ninguna palabra   

*

http://www.comunalatina.com/arteycultura.html 

*

Juan CALLE

Juan CALLE

 

MINKA NEWS

(Altopilar)

minkanews@bulldoghome.com

http://www.altopilar.com/minka/    

*

JUAN CALLE: Poeta Peruano. Presidente de la Casa del Poeta Peruano de Londres y miembro de la William Blake Society. Ha publicado sus poemas en diferentes antologías poéticas en Londres. Ha participado en recitales, obras de teatro y festivales de poesía en el Reino Unido. Su ultimo libro ‘Ecos de un Alma Perdida’ (Forward Press -2003) es un poemario de ensueños e imaginaciones que se concentran en sus vivencias en el viejo mundo.    

*

Comunidad  Latina  rindió  homenaje  a  Chito  Faró

por Juan Calle  

La Comunidad latina se dio cita el pasado Domingo 20 de Agosto en el teatro ‘White Bear’ en Kennington Park Rd, para rendir homenaje al gran compositor, cantante y poeta chileno Chito Faró.

Este evento fue organizado por la Señora Elena Abarca viuda de Chito Faró, Walter Castro y los diferentes artistas latinoamericanos que se dieron cita en esta gran velada poético-musical. Chito Faró es autor de la canción ‘Si vas para Chile…’, hecha internacionalmente famosa en el mundial de fútbol del 62.

Fue un trovador chileno que supo asimilar a su manera los diferentes ritmos continentales, tales como el tango, la cumbia y los boleros mexicanos de ritmos populares, impregnando en las letras de sus canciones ese espíritu rebelde que siempre le acompañó. Y es que Chito no solo le cantó al amor, sino que también encontramos en sus canciones un gran contenido social, producto quizás del gran drama del artista en busca de constante trabajo en bares, restaurantes, cabarets y teatros para poder sobrevivir dentro y fuera de su país. ‘No me gusta el dinero de ignorantes y necios, prefiero yo la pobreza con hambre e inteligencia... .’ nos dice Chito Faró en su canción ‘A mi perro’.

Y es que Chito fue un artista del pueblo, de humilde extracción, que también vivió en el exilio por un tiempo al igual que muchos artistas latinos que actualmente están repartidos por el mundo lejos de la amada patria. Este gran trovador chileno nos ha dejado una herencia poético-musical que ha sido recopilada en un libro titulado: Chito Faró ‘Trovador del Pueblo’, que fué anunciado en la velada cultural del domingo pasado y que contiene sus poemas y canciones inéditas El Conocido poeta chileno Alfredo Cordal quien escribió el prólogo de este libro nos dice al final del mismo: ‘Chito Faró es un rápsoda que canta la historia, no a la historia, es el último trovador criollo que preserva en su poesía y canción la memoria olvidada de un pueblo, el centinela que canta a los pies de la Cruz del Sur, el errante viajero del tiempo que sigue con su canto llamándonos desde el futuro…’ Dentro de esta celebración también se hizo un hincapié para rendir homenaje al gran poeta español Federico García Lorca a los setenta años de su muerte durante la Guerra Civil española a manos del franquismo.

Este  genio de la poesía y dramaturgia nos ha dejado un legado de nuevas posibilidades dentro de las formas del lenguaje y la tradición dramática moderna.  

*

Chito  Faró  

Lejos de la Patria, Si Vas para Chile estremece de emoción a los ausentes. Y fue en la distancia donde nació esa exquisita melodía que canta a las virtudes de un pueblo sencillo y acogedor. En Buenos Aires, en el año 42, en un hotel de la calle Sarmiento, Chito Faró -impregnado de nostalgia y recordando una visita a una casita azul y blanca de Lo Barnechea- compone la canción que nos identifica universalmente.

Nacido como Enrique Motto Arenas en el Cerro Alegre de Valparaíso, en 1915, Chito Faró conoce la pobreza desde la infancia. Su padre fue el almacenero italiano Juan Motto y su madre, una hermosa dama porteña, Marcelina Arenas Osses. A poco andar, y ya trasladados a Santiago, doña Marcelina quedó viuda con diez hijos (seis mujeres y cuatro hombres, el menor de los cuales fue el futuro compositor) y por falta de medios debe trasladarse a vivir a un conventillo. El pequeño Enrique empieza a trabajar en cualquier cosa como mocito, mandadero y otros oficios, lo que le impide asistir a la escuela. A los 14 años aparece en él, su verdadera ocasión y comienza a cantar en bares y cafetines de las calles San Diego, San Pablo, Plaza Almagro, Franklin, acompañado de su guitarra. Demuestra innatas facultades de músico y poeta, tal vez heredadas de su abuelo paterno, el violinista Gaetano Motto Massarelli.


Sus primeras composiciones las hace con el maestro Angel Capriolo, quien lo bautiza con el seudónimo que lo hizo famoso. Su primer éxito fue en el año 35, a los 20 años, cuando canta por primera vez acompañado de una orquesta en el cabaret Chantecler (San Diego con Avda. Matta). Luego realiza innumerables giras por el país y Sudamérica, integrando compañías de sainetes y revistas. En una de ellas, enamorado de Bueno Aires, se radica en la capital argentina por 15 años. Allí nace
Si Vas Para Chile que estrena en Brasil con atuendos típicos de huaso.

De regreso a Chile, en 1953, es aclamado por sus compatriotas en el famoso restaurant "El Pollo Dorado". A través de su extensa trayectoria, recibe innumerables honores: Tres Laureles de Oro, dos Discos de Oro IRT, condecoraciones, galvanos, pero tal vez el homenaje más significativo a nivel internacional es el que se le otorga en 1977, cuando el Congreso de Autores y Compositores Latinoamericanos reunidos en Buenos Aires lo manda a buscar especialmente para honrarlo y premiarlo.


Aborda un sinnúmero de géneros musicales: -cuecas, tangos, vals, rumba, fox, boleros, guarachas, rancheras, milongas, corridos, tonadas,etc.- y entre sus composiciones más conocidas, figuran: Noche Austral, Santiago, Viejo San Diego, Muñeca de Papel, Enséñame a Olvidar, Mentira, El Ultimo Poeta, Los Héroes Olvidados, Yo Era Bueno, Atardecer Campesino, Cuando La Tarde Se Va, Recuerdos Ariqueños, Chango López, Cachimbo para Atacama, El Gallo y la Gallina.

Su vida tuvo mucho de los tangos que él tanto gustaba interpretar. No le faltaron halagos y honores en los buenos tiempos -desarrolló una amistad, incluso, con el ex-presidente Carlos Ibáñez del Campo-, pero sufrió una cruel enfermedad (hemiplejia) y sus correrías bohemias le provocaron muchos reveses de fortuna y le hicieron volver a sufrir la pobreza de la que escapó en su infancia tras el camino del éxito.   

*

SI VAS PARA CHILE 

Si vas para Chile te ruego que pases
por donde vive mi amada,
es una casita muy linda y chiquita
que está en la falda de un cerro enclavada.
La adornan las parras, la cruza un estero
y al frente hay un sauce que llora, que llora,
porque yo la quiero.
Si vas para Chile, te ruego viajero,
le digas a ella que de amor me muero.

El pueblito se llama Las Condes
y está junto a los cerros y al cielo
y si miras de lo alto hacia el valle
lo verás que lo cruza un estero.
Campesinos y gente del pueblo
te saldrán al encuentro viajero
y verás como quieren en Chile
al amigo cuando es forastero.
    

*

Musica de Chile : http://www.musicadechile.com/  

*

Juan CALLE

Juan CALLE

   

MINKA NEWS

(Altopilar)

minkanews@bulldoghome.com

http://www.altopilar.com/minka/    

*

Homenaje a García Lorca: asesinado el 19 de Agosto de 1936   

*

García Lorca por Isaac Bigio  

Hace 70 años fue fusilado el poeta y dramaturgo español más célebre del siglo XX. Federico García Lorca fue el primer gran intelectual asesinado por Franco. Pese a que su vida se interrumpió el 19 de Agosto de 1936, cuando áun solo tenía 38 años, él apuntaba a ser el Shakespeare de la lengua de Cervantes 

Sus obras de teatro como Bodas de Sangre, Yema o La Casa de Bernarda Alva están entre las más difundidas, representadas y traducidas de la hispanidad.Un documental sobre su vida que se estrena muy pronto sostiene que su última obra pudo haberle costado la vida. Al burlarse de Bernarda Alva, una matriarca que dominaba a su familia como una tiranía, algunos parientes se habrían sentido ofendidos uniéndose a los falangistas para matarle. 

Lorca cayó en el primero de los 33 meses que duró la guerra civil española, la cual costó 500,000 vidas. Su asesino Franco murió en el poder casi 40 años después. Lorca, en cambio, cada vez sigue más vivo pues sus obras aparecen cada vez más en más libros, países, idiomas y teatros de todo el mundo.  Publicado el 22 de Agosto en Correo del Perú   

*

Un afiche con los colore de la España...

*

ALFREDO CORDAL:Sus poemas han sido publicados en varias antologías desde la década de los años ochenta. Gran declamador muy querido por la comunidad latina en Londres. Como dramaturgo ha producido muchas obras que han sido puestas en escena en los distintos teatros de Londres. Es autor de la Obra ‘Una noche de Mil años’, ganadora del premio de la Fárrago Poetry Society , por la mejor obra teatral en idioma español en el 2004. De nacionalidad chilena. Poeta chileno laureado en 2001, 2003 y 2005 como el mejor poeta declamador del Reino Unido en inglés o lenguas extranjeras por la Farrago Society 

Federico o el destino ciego

Por Alfredo Cordal

  

(El poeta aparece con gafas negras y se las saca cuando habla Federico. Se las vuelve a poner cuando habla el destino).  

Federico García decía siempre: 

‘Nadie mata a los poetas. Los poetas no servimos para nada …Y si somos inmortales es porque nos gusta matar el tiempo en los cementerios y torear a las moscas…’ 

Cuidado, Federico … los poetas pueden ser símbolos extremadamente peligrosos … 

‘Símbolos ….? De qué símbolos me hablan …? Si me matan me darán la oportunidad de convertirme en hierva de primavera, en caca de pájaro para denigrar las estatuas de los falsos héroes, en una manzana con una mariposa adentro, qué maravilla!

Me podré convertir en un espantapájaro crucificado en la colina, e incluso en los zapatos de Buster Keaton para corrercon los niños que quieran hacer novillos…’ 

Cuidado, Federico … basta ya de bromas ..! En Chile mataron a Víctor Jara! A Daniel Viglietti le quebraron los dedos en Montevideo…!Vallejo murió olvidado en París con aguacero…!A Neruda lo ahogaron en un valle de lágrimas …!John Lennon cayó asesinado en Nueva York …! 

‘En Nueva York …? Pero si yo estuve en Nueva York en el años 1929 cuando estudiaba el ingles en las películas mudas de la “Columbia Pictures University” y la gente se tiraba del octavo piso de los edificios con una bolsa de valores atada al cuello. Pero, qué tiempos corren?’ 

‘1936, Federico. Seis años han pasado. La Sexta luna ya ha salido! Un destacamente de las Camisas Negras viene a buscarte para llevarte lejos....!’ 

‘Lejos ..? Y si me llevan lejos, muy lejos … dejadme el balcón abiertopara seguir respirando en otros planetas …’ Y Federico fue llevado junto a Granada y fusilado antes del alba junto a un modesto maestro de provincia y un pobre aprendiz de torero … Ay, Federico …

Qué destino ciego. Tu cuerpo nunca fue encontrado!  ‘Qué nunca fue encontrado …? Pues, ya sabía yo que nadie mata a los poetas. Por lo menos no hay prueba de ello todavía …!’ …. Exclamó Federico … todavía sonriendo.  

*  

Luis LOPEZ CRIOLLO

 

WWW.COMUNALATINA.COM

The Latin American People Magazine

E-mail :comunalatina@hotmail.com 

luis_lopez_criollo@yahoo.com  **

**

*

 * 

Nicanor PARRA

*

«El Pago de Chile» : la última propuesta artística

del antipoeta Nicanor Parra  

La Presidenta de Chile, Michelle Bachelet, encabezó la inauguración de la exposición “Obras Públicas” de Nicanor Parra.

*

El evento se realizo en el Centro Cultural Palacio de La Moneda y contó con la presencia de la ministra Paulina Urrutia, la ministra subrogarte del Servicio Nacional de la Mujer, Carmen Andrade, el coordinador general (interino) del Centro Cultural, Ignacio Aliaga y cerca de 600 invitados. 

En la ocasión, y haciendo alusión a la galería de los ex Presidentes de la República expuesta en el recinto, titulada “El Pago de Chile”, la Presidenta Bachelet le preguntó al antipoeta “¿me agregará a ella cuando me vaya, don Nicanor ?”. Asimismo, hizo un llamado a los chilenos o no ponerse “paranoicos” con la exposición. “Esto es una instalación de arte, de poesía, o de antipoesía ciudadana. Debemos promover y aplaudir la libertad”, destacó. 

En la ocasión, la Mandataria se manifestó alegre de que esta exposición sea mostrada en un recinto abierto. “Me alegra mucho tenerlo aquí hoy día don Nicanor, que podamos compartir con todos los amigos esta magnífica exposición, la que tantos chilenos y chilenas podrán disfrutar en este espacio ciudadano, abierto, pluralista y diverso”, indicó. 

*

La muestra estará presente en el Centro Cultural entre el 18 de agosto y el 6 de octubre, e incluye gigantografías, escritura sobre muros, objetos, videos e instalaciones visuales. Obras Públicas” muestra la producción inédita del antipoeta durante los últimos 20 años, marcada por el paso de la escritura a la grafica.

El montaje utilizará recursos visuales, audiovisuales y tridimensionales para acercar al público a la creación de quien ha sido considerado por muchos el poeta vivo más importante de Chile.  

*

http://www.comunalatina.com/arteycultura.html  

Luis LOPEZ CRIOLLO

Luis LOPEZ CRIOLLO

 

WWW.COMUNALATINA.COM

The Latin American People Magazine

E-mail :comunalatina@hotmail.com 

luis_lopez_criollo@yahoo.com  

*

*

Arte Y Cultura

http://www.comunalatina.com/arteycultura.html 

La mexicana Patricia Medina ganó el «I Concurso de Poesía César Vallejo» de la Casa del Poeta Peruano en Londres.

La mexicana Patricia Medina, con el poema "La noche no es lo roto", logró el primer puesto en el I Concurso Internacional de Poesía "César Vallejo, certamen fue convocado por la organización Casa del Poeta Peruano en Londres y en el que participaron 450 bardos latinoamericanos.

La boliviana Paura Rodríguez Leytón obtuvo, con su obra "Te atribuyo el torrente de mi sangre", mientras el argentino Miguel Rosenzvit recibió el tercer lugar con su obra "Vértigo Taciturno".

El jurado estuvo conformado por Alfredo Cordal, poeta y dramaturgo chileno; Gisela Jachniuk, poeta y periodista argentina; la peruana Rosa Tezanos Pinto, crítica literaria, docente en los Estados Unidos; y el escritor mexicano Alejandro Campos Oliver.Los poemas premiados, junto a otros que fueron mencionados por el Jurado Calificador y recomendados por la Comisión Académica de la Casa del Poeta, serán publicados en una antología cuya presentación está prevista para el próximo mes de noviembre en Chimbote-Perú, en el marco del VI Encuentro Mundial de Poetas, al que los ganadores del Concurso asistirán como invitados extraordinarios.

*
Sobre los poemas ganadores, el jurado hizo las siguientes notas alusivas:

*
1er. poema: “No es la noche lo roto” de Patricia Medina

*

Con metáforas contundentes se afirma la condensación primigenia de los sentidos. En este poema convergen el ritmo, la esencia, la estructura y la temática; se engloban para formar una visión contundente de la imagen.

Con antítesis metafóricas se amplía cada uno de los conceptos que el poeta quiere ofrecernos. El poema, breve y completo, nos atrapa con su ritmo. A través de figuras antitéticas se otorga un nuevo significado a la palabra. Un poema que reestructura conceptos calcinados en el tiempo.

*

2o. Poema: “Te atribuyo el torrente de mi sangre” de Paura Rodríguez Leyton

El título es ya una metáfora. Y a medida que nos adentramos al poema vamos llenándonos de imágenes que nos vienen de inmediato visualizadas en la mente. Un poema que se basta de la sencillez de las palabras para otorgarnos la profundidad de los conceptos. Una metáfora tras otra, una imagen que persigue a la otra. Ritmo y estructura precisados en ideas sobre la naturaleza y la esencia del pueblo, así mismo se denota una utilización amplia del lenguaje. Un ciclo que se abre y cierra.

*

3er.poema: “Vértigo taciturno” de Miguel Rosenzvit

Un poema que descubre mediante la fuerza de la naturaleza, las distintas imágenes que ésta nos provoca. Un caminar en la vida, y un quitar las vestiduras del propio mundo. El poema cierra su propio círculo, su ciclo, y a través de imágenes que nos remiten al origen del hombre nos va adentrando en un «vértigo» de palabras que forman, con su ritmo y estructura, un inagotable círculo de imágenes.

*

Minka News

Minka News

Feliz Día del Padre 

MINKA NEWS es el boletín de los latinos de Londres y de los peruanos del Quinto Suyo. Sus editores son JUAN FIGUEROA, ISAAC BIGIO, PAUL GOULDER & DAVID MORTARA. No colocamos acentos y las comillas son remplazadas por asteriscos para evitar error en el e-mail.

La Web de MINKA NEWS es www.altopilar.com/minka 

E-mail: Analisisglobal@aol.com   

*

*

Dedicamos nuestro boletín a todos los padres del mundo. Sin nuestros papas no estaríamos vivos y muchas cosas no hubiéramos podido hacer en la vida. Saludamos a las esposa, hijos y nietos pues este también es un día que deben festejar, donde se debe buscar la unión de todas sus familias.Este número de MINKA va a ser muy corto, dejando para la próxima semana nuestras secciones habituales. Solo colocamos 4 textos: un poema al padre escrito para MINKA por el poeta y maestro chalaco Jimmy Calla; un testimonio de su tragedia como padre de Isaac bigio, uno de nuestros editores; una invitación a la fiesta que INKARRI hace en Londres y un breve saludo a las selecciones de Ecuador, Argentina e Inglaterra quienes con sus recientes triunfos han dado un feliz día del padre a los andinos y latinos de Inglaterra. 

*

* 

CANTO A MI PADRE

Por Jimmy Calla

Tu mirada

Lo dice todo

Tu mirada es mi guía

Y tu vida que llevas

Es la herencia única

Que yo quiero llevar.

Desdés muy niño

Me llevaste al colegio

Son los recuerdos

Más hermosos de mi niñez.

Para ti por ser un gran amigo

En este tu gran día

No tengo ningún regalo

Que ofrecerte para ti.

Solo tengo

Para este excelente compañero

Y mejor consejero

Que es mi gran amigo y hermano mayor

Solo mi noble corazón

Y esta poesía que te la dedico a ti.

 *

  Ilustración : Claire Forgeot (http://www.claireforgeot.com/)