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Revista Literaria AZUL@RTE

Omar REQUENA

Omar REQUENA

 

Omar REQUENA nació en Caracas en 1972. Vive actualmente en Ocumare del Tuy, la primera capital estatal mirandina. Cursó estudios de Derecho y Artes Visuales en la misma ciudad. Actualmente inicia el segundo semestre de Comunicación Social en la U.B.V. (Universidad Bolivariana de Venezuela) Tiene inéditos un poemario y una colección de piezas breves para teatro. Trabaja actualmente en su primer libro de relatos.

E-mail : omarrequena@yahoo.es   

VALLE VERDE

A B. K. en donde esté.

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1

Carmen vuelve a contarme de su vida en Panamá, de las calurosas tardes de póquer y vodka helado que servían criados dominicanos; de su sangre... cóctel sefardí, portugués y canario; me cuenta del marido libanés y loco que la persiguió dos años con un cuchillo escondido en un maletín luego del divorcio porque lo carcomían los celos; de la única manera (sensata) en que logró quitárselo de encima: llevándolo a la cama. Me habla de amistad, de las tentaciones, del tiempo compartido, del calor, del lastre que se le deja a la memoria para que no flote, o muestre apenas su joroba tantas veces manchada por absurdos.

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2

El libanés tiene cara de niño dócil y reconcentrado, no combina con la desenvuelta Carmen que le abraza desde atrás; una fotografía de hace quince años. Quince años. Miro mi vaso de whisky sin hielo. Carmen y yo bebemos desde poco más del mediodía. Bien mirado, ni tan mala es la combinación del calor con el mareo; tiene su misticismo. Como ciertos instantes raros, en ciertos días raros.

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3

Más fotos movidas... todas, de gente desconocida, elegantísima, congelada en algún rincón de Key West o de Miami para siempre. Seres que te hablaban con familiaridad de los Carnavales de Bahía y de Venecia, con sonrisas bellas y perfectas. Anfitriones glamorosos que esnifaban cocaína para aguantar la farra, para vivir momentos de sexo sublime como pasaba con el doctor Larralde. Aquí está su foto. Un hombre alto, impecable. A Carmen le brillan los ojos recordando eventos que no me confía, que se reserva solamente para ella. Yo la entiendo. Iré por agua a la cocina.

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4

Carmen enciende un cigarrillo y le da una larguísima chupada. Luego toma la foto del doctor y le conversa:
- Eras el hombre más especial, bello y sensible que conocí. Mi amigo, mi protector, mi confidente. Mi trofeo.

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5

Una cosa es cierta; ese último lance con Tribilín la ha dejado hecha mierda, Carmen ya no cree ni en su propia sombra. Hundida, se cuelga por horas al teléfono para contarme de los sueños que tiene con sus ocho gatos. En el último, le cagaban toda la salita y al ir a levantar aquello, eran pedazos de oro sólido. Una cosa bellísima, según ella. Le ha dado por la cartomancia; insiste en leerme el futuro que a la postre, es solo una palabra para mí.

Futuro, Runas vikingas, terapias de renacimiento, visualizaciones... libritos de Coelho y de Deepak Chopra con su montón de soluciones obvias. Si la gente supiera la verdad. Y ese Tribilín es un tarado que ahora fuma hierba y se deja coger por camioneros; en eso terminó aquél romance de caricatura. Pero ni una palabra de esto último a Carmen. No vale la pena. Se decepcionaría.

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6

Subí, por la promesa del whisky y la excusa del cumpleaños a Valle Verde. Carmen quiere que lea cosas de mi cuaderno de notas, mis "chismes", lo llama cariñosamente. "Un día te van a sacar del pueblo a pedradas, muchachito". Yo digo amén y toco madera, ella ríe de buena gana en mucho rato. Eso nos distrae unas horas del vaho de los álbumes de fotos. Pero luego vuelve a lo mismo: quiere un relato sobre ella, desea que hable sobre sus fotos, que sobre todo no la deje disolverse entre tantos recuerdos que ya no le pertenecen: ahora son de otra mujer, mucho más joven que la vida zarandea de aquí para allá, como una polilla ciega. "Porque, ¿sabes? el futuro... el futuro no existe, Carmen. Porque el dinero... mira, sin plata no hay futuro, así que no nos preocupemos de eso... Entonces reinvéntame, coño... te exijo que me reinventes. Carmen, estás borracha ya. Mira, las lágrimas te están arruinando el maquillaje".

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7

A la cocina de nuevo, mi whisky necesita hielo. Es de noche. Si lloviera, refrescaría un poco del calor aquí dentro, que ya se ha vuelto insoportable.Carmen pregunta desde la salita si continúa siendo una mujer hermosa. Abro el grifo del lavaplatos y dejo que el ruido del agua coloque un razonable paréntesis. Hay que hacer algunas consideraciones, medir las palabras. Sopesarlas.

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8

A ver... yo solo pienso en acabar la botella y pedir un taxi para marcharme. No sé, de pronto se me ocurre una respuesta que no le haga daño. O quizá sea mejor responderle con sinceridad.

(Julio-2005.)  

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Ilustración : DESSON

http://www.webstergalleries.com/chiasson.htm

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