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Revista Literaria AZUL@RTE

Marcelo LUNA/Eugenio MONTALE

Marcelo LUNA/Eugenio MONTALE

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Poeta, crítico literario y premio Nobel italiano, Eugenio Montale nació el 12 de octubre de 1896 en Génova. En 1917 se incorpora a filas y conoce allí a Sergio Solmi, y en 1919 a Camilo Sbarbaro. Luchó en la I Guerra Mundial. En 1925 firma el Manifiesto de los intelectuales antifascistas promovido por Giovanni Amendola y redactado por Benedetto Croce. Tras trabajar en una revista y en una editorial, en el año 1928 fue director de la biblioteca del Gabinete Vieusseux en Florencia, trabajo que abandonó en 1938 a causa de sus convicciones antifascistas. Durante diez años fue traductor al italiano de autores ingleses y norteamericanos y en 1948, se inició como crítico literario y musical para el Corriere della Sera, de Milán. Editó cinco libros de poemas, entre los que destaca Huesos de sepia (1925), Las ocasiones (1939) y El vendaval y otras cosas (1956), todos ellos reeditados en un solo volumen, Poesie, en (1958). En 1966 publica Autodafe y es nombrado Senador vitalicio por Giuseppe Saragat, presidente de la República Italiana. En 1971 aparece Satura y en 1973 Diario del 71 y 72. En 1974 recibe el doctorado honoris causa de la Facultad de Letras de la Universidad de Roma. En el 1975 recibe el Premio Nobel. Falleció en Milán en 1985. Fue sepultado junto a su mujer en el cementerio de San Felice en Ema, Flore.  

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Eugenio Montale o los “Ossi di Seppia”

Por Marcelo Luna 

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Hasta 1972 no superaban la docena los poemas traducidos al español de Montale, con el advenimiento erróneamente. Se le adjudica un hermetismo a mi criterio equivoco; que sea el menos analizado y traducido, tal vez el mas intimo recoleto, ajeno al rumor y la propaganda; hacen de Montale un paradigma de la incomprensión. 

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Definir la poesía de Montale supera la esperanza a la comprendió; toma en un principio elementos del simbolismo francés y deviene de a poco en un lenguaje propio, oscuro y sinuoso… Transforma el verso en un tormento de hombre cercado por el mundo cruel y sin valores ni ideales… Casi como ahora, bien globalizado. 

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La certeza de Montale y su principal virtud poética se encuentra en otro mundo, auténtico y subjetivo, anterior y pasado, y es poco después de publicar Ossi de Seppia cuando se propone liberar ese mundo oculto, que solo él comprende. 

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De ahí la tan mentada “hermeticidad” montaliana, simples correlatos de críticos vanos y superfluos a una lectura que no les llena su vació de talento… Porque Montale no fue un poeta de modas y estilos de la época, fue un silente grajo de los tormentos íntimos llevados a la categoría universal.Montale es un pesimista, sin duda busca el espacio del hombre, el “tempo” del sujeto, o sea él mismo y tal vez la evasión en la sátira hacia la civilización actual ignora a la metafísica. 

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Quien no ha sabido interpretar y descifrar su peculiar lenguaje intimo y referente, ni deducir sus referencias particulares lo catalogan de “hermético”, y nada mas alejado de tal categorización… Que lo comparen con Eliot, no es vano, pero sus eternas preguntas en medio de un poema sin “saber de que va” provocan ese erróneo concepto, usar como él solo lo sabe las referencias y las palabras vertidas en imágenes al paisaje ligur para conformar un símbolo o talismán; hacen de su poética un complejo digno de develar… 

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El intrincado vocabulario de Montale no ayuda a la traducción española, por más que se diga que hay similitud entre ambas.Que tengan sus poemas mas de una interpretación, no justifican la hermeticidad, prefiero la explicación errónea o susceptible de análisis, ya  que ella puede ser modificada en una segunda, tercera o cuarta lectura…Si algo es obvio en Montale: es su descriptivísimo, formula mágica de contar en un poema una historia, y es esa rápida impronta la que valoriza su “fondo” o materia… Materia en plena descomposición, tratada en la más cabal de las tradiciones literarias de la Italia en crisis. 

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Montale es la breve caída hacia la nada, con breves reposos geográficos en su Liguria amada.Si de pronto lo vemos en escena, es porque carece de imaginación, y realiza como mimo una obra trágica en la poesía contemporánea italiana. Al situarse en la trilogía de los grandes poetas del siglo XX, “La Sagrada Familia”, junto a Ungaretti y Cuasimodo, podemos decir que se cierra una era en la Sbarbaro, Novaro, Boine, Pasolini, Sanguinetti, pueden decir mucho; pero la impronta se hereda de estos tres monstruos. 

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Curioso… Uno en Milán, otro en Florencia y un tercero en Sicilia, por más que los avatares y las ciudades digan otra cosa.Un ligur en Milán, un siciliano en el Norte y un egipcio en el MezzoItalia que se radica en el Sur…“La Santísima Trinidad”… Alabada sea por sus hijos, no habéis dejado tierra sin hollar, poetas de los huesos, de la alegría y de la tierra prometida…  

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Adamar: http://www.adamar.org/  

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DOLOR DE VIVIR

Frecuentemente hallé el dolor: vivir
era el riochuelo estertoroso, agónico;
la llama retorciéndose en la pira;
el cabello en la ruta, inútil, roto.

Placer no conocí. Sólo el milagro
que obra la divina indiferencia:
la estatua erguida entre la somnolencia
tórrida, con la nube y el milano.

Versión de: Carlos López Narváez 

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LA FORMA DEL MUNDO

Si tiene el mundo la forma del lenguaje
y el lenguaje la forma de la mente,
la mente son sus plenos y vacíos
no es nada o casi y no puede salvarnos.

Así habló Papirio. Ya era noche
y llovía. Pongámonos a salvo,
dijo, y avivó el paso no advirtiendo
que era suyo el lenguaje del delirio.

Versión de: José Ángel Valente 

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REMEMORO TU SONRISA...

Rememoro tu sonrisa, y es para mí como el agua límpida
hallada al azar en la pedrera de un arenal,
exiguo espejo en el que mira una hiedra sus corimbos;
y encima el abrazo de un tranquilo cielo blanco.
Ese es mi recuerdo; no sabría decir, en la distancia,
si en tu rostro se expresa libre un alma ingenua,
o si verdaderamente eres un fugitivo que el mal del mundo extenúa
llevando su sufrir consigo como un talismán.

Más esto puedo decirte, que tu imaginada efigie
sumerge mis caprichosas inquietudes en una oleada de calma,
y que tu semblante se insinúa en mi gris memoria
sencillo como la copa de una joven palmera...

Versión de: F.Ferrer Lerin  

EL OLOR DE LA HEREJÍA

¿Fue Miss Petrus, secretaria y hagiógrafa
de Tyrrell, su amante? Sí, fue la respuesta
del barnabita, y un movimiento gélido de horror
serpenteó entre los familiares, los amigos y otros
ocasionales huéspedes.

Yo, apenas un niño, permanecí indiferente
a la cuestión; el barnabita era
un discreto tapeur de pianoforte
y a cuatro manos, quizá a cuatro pies,
zapateamos o cantamos
«En esta tumba oscura» y otros varios
divertimientos.

Que desprendiera un tufo de herejía
parecía ignorarlo la familia. Muerto
y ya olvidada la persona, supe
que estaba suspendido a divinis y quedé boquiabierto.
¿Suspendido de qué? ¿De qué cosa y por qué?
¿A medio aire, en fin, sujeto con un hilo?
¿Sería lo divino un gancho o colgadero?
¿Entra por el olfato como cualquier olor?

Sólo más tarde comprendí el sentido
de la expresión y ya no me quedé
suspendido de aliento. Aún me parece ver
al viejo fraile en la pineda,
que ardió hace tiempo, inclinado sobre textos miasmáticos,
bálsamo para él. Y nada en el olor recuerda
lo demoníaco o lo divino, soplos de voz o pneumas,
de los que sólo queda huella en algunos papeles ilegibles.

Versión de: José Ángel Valente

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A consultar :http://www.epdlp.com/escritor.php?id=2057http://es.wikipedia.org/wiki/Eugenio_Montale

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1 comentario

Jesica -

Hola,de casualidad sabrás en que año Montale escribió "El olor de la Herejía", o sabrás de que manera puedo encontrar esa información?

Gracias