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Revista Literaria AZUL@RTE

Jaime SEREY

Jaime SEREY

Jaime SEREY nació en la ciudad de Viña del Mar, Chile. Poeta radicado en Canada.

Después de haber participado en diferentes talleres literarios que reagrupaban los poetas marginales de los años 80, recibe los premios RENACER (1985) y del Colegio de los Padres Maristas (1987) en Chile.

En 1994, publica su primer libro «Soledad Casi Culpable» Y los cuadernos, «Vivir por beber y escribir» (2003), «Aguacero de Palabras (2005) y «Poemas de una Edad» (2006).

Participo en el taller literario “SUR”de Montreal, en la revista québécoise francófona “ARTMAGE”, en diversos sitios Web literarios (Énfasis –Universidad UQUAM de Montreal; Escritores y Poetas en español de Chile, en el Colectivo Lingua Quiltra, Universidad de Santiago de Chile, en el Voz de Sur de Auckland, New-Zealand…)

Actualmente, viene de crear un blog literario «Revista literaria AZUL@RTE» abierta a toda la gente creativa…

Pagina Personal :  http://jaimeserey.blogia.com/

E-mail : jaimeserey@hotmail.com

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CANTOS GENÉTICOS

 

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01

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Después del arca de Noé y los 10 mandamientos…

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En aquel tiempo, uno de mis compañeros también aspiraba con ser un grande empresario dueño de una compañía de consumo masivo y un importante vendedor de escobas, adobos y chocolates exquisitos.

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En cambio yo, en esa misma época lo único, que intentaba era escribir un libro y no querer morirme de abstinencia. Al expresarles toda mi realidad esta idea o pensamiento, para mí fue una luz recta, que obró ocasionándome mucho quebranto. Fueron aclarándose mis ojos y mis sentidos naturales. Supe que después de una tremenda explosión causada por un obús, solo se produce la extinción del hombre por el hombre...

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Nosotros existimos singularmente para vivir y después ser y navegar por un río caudaloso que se llenara de monumentos y de epitafios. Para eso hemos venido hasta nuestro mundo. Entonces debemos ser imprudentes y enfrentarnos a la vida como está establecida. Pensemos… si han pasado tantos ciudadanos importantes e ilustres a través de la historia, porque no poder andar nosotros que somos unos simples residentes. Si vemos que nos acompaña la muchedumbre, nos acompaña la muchedumbre...

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Y todos ellos están vivos y juntos hacemos una fila interminable colaborando por un destino.Pero eso si todos con un grande temor dentro de nuestros corazones y que todos sabemos esconder muy bien entre nuestros vecinos. La muerte como todos sabemos es un espiración de aire o un quejido, quizás una zona incógnita que nadie conocerá, porque es una reunión de huesos, enfrío y abandonos.Hoy después de siglos los aspectos históricos han tomado el color de otras facetas, los héroes se han marginado, la capital se ha expandido y las regiones se han quedado en el olvido de los que partieron a las primeras ciudades del país se fueron empozando en el materialismo y en los problemas de la vida urbana, el trafico intolerable de vehículos motorizados, convertido hoy en una ardua lucha entre peatones y automovilistas, la distinción de las clases sociales, hoy convertida en una lucha entre prósperos e infortunados.

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Un mundo de habitantes que partió en busca de los beneficios fundamentales para vivir ya se murió y otros se mueren bajo los mismos cielos azulados.Todo parece ser un complot de la incultura de la política, que ha querido atrapar todas las realidades del abandono humano, para hacer un solo bouquet de rosas mortuorias. Carne para que los buitres ávidos del ámbito capitalista y neoliberal se alimenten y disfruten de la abundancia y las riquezas…Un buen día la urbe para todos se nos presento como una bola de cristal que contenía todas las oportunidades para el ser incierto. Pero fue allí donde los hombres de la vida rural partieron ha morirse como unas moscas azules de basurales entre sus calles atiborradas de cemento, de luces eléctricas, de smog, crímenes y violaciones. Hoy allí sálvese quien pueda de todas las serpientes reunidas en un solo nido de avispas.

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De ningún modo se pensó jamás en el caos que estaríamos sufriendo después de siglos y siglos de civilización. Las grandes metrópolis por hoy se extienden por kilómetros y kilómetros en el globo terráqueo, como tentáculos atractivos ellas nos dicen venid, que cayendo en nuestros brazos caminaréis a morir…  

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02

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Hoy vivimos en el siglo 21, después de Jesucristo. En nuestras labores nos exigen un máximo de rendimientos tenemos que marchar a más de 80 km/h casi siempre alcanzamos a sentir que nuestra musculatura funciona como un elástico que se pliega, se repliega, se encoge, se infla y se desinfla hasta sufrir dolencias por el esfuerzo. En nuestras faenas debemos dejar atrás a la locomotora, al atleta de los 100 metros planos y superar al hombre nuclear. Pero hay que pensar que todo esto fue y es solo por nuestro error, porque solo a nosotros se nos pudo ocurrir inventar las máquinas y ahora como una cruel ironía somos nosotros mismos los súbditos de ellas…

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Esclavos de ellas. Esto deberíamos agradecérselo al señor Henry Ford y compañía a su conocida producción en cadena. Se que no podemos escaparnos de este tremendo disparate y no sabemos porque nos engullimos nuestro ojo anarquista, quizás es por el oficio de poeta, de obrero o profesional que tenemos y que susurra acompañado siempre por nuestra musa, que es un ángel de la guarda que siempre esta jugando en los patios del paraíso. Con barquitos de papel que hace flotar en las nubes negras que muy pronto se convertirán en aguaceros. Se que nos podemos morder la lengua o hacer pedazos las hojas del calendario y no creer en el tiempo porque nos encontramos envejecidos e impotentes, pero igual tratando de vivir pensando que la existencia es solo un carnaval, una ruleta rusa y un sepelio… 

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Si nos percatamos que el horizonte no tiene límites y es como un cuento que nunca se acaba, también podemos pensar que la música que se baila no se acaba porque es como el viento y un mas allá. Nuestro horizonte nos da ciclos de cálculos de algebra y tareas de astronomía y de física. Nuestro tiempo corre raudo, tan raudo que no lo preciamos tampoco cerca y así nos olvidamos de la vida, de la muerte, de los indígenas, de la paz, de la historia, de las rebeliones, las revoluciones, de los árboles, del silencio, de los firmamentos, de la culpa, de los deseos, de las intimidades, de los derechos humanos, de las independencias y del globo absoluto. El horizonte nos aflige atormentándonos la conciencia, el horizonte nos llena los ojos de hojarascas amarillas. Nosotros no podemos más con el horizonte, que nos barre el corazón hacia lugares que no acudimos en el ayer, en el presente ni en el futuro. Pero reverenciamos el fuego que arde y es luminoso como las caricias de una Geisha. Queremos el polen de las Capullos que nos evocan cuando contemplamos las tardes por nuestras ventanas. Pero también veneramos los pensamientos que yacen llenos de libertades en un cerebro humano, en un delirio, en unas palabras y en unos cantares que soplan activos, capaces de atravesar un campo y los cerros. Apreciamos los pies que se divierten juntos con la arena y el agua del río. Los pies que ciegamente buscan caracoles, los pies finos y blancos como una nube…

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Aquellos pies que llevan siglos caminando y que salieron a los patios a mojarse con las bonanzas. Sin embargo los poderes autorizados nos ordenan meter las manos y la conciencia en las llamaradas. Nos ordenan que debemos ser ciudadanos honorables que solo venimos ha buscar nuestro bienestar en la tecnología, en los artefactos domésticos en los amaneceres plenos de smog, en una taza de crema contaminada, en los temblores producidos por las pruebas nucleares. Nos ordenan y nos desordenan todo los tipos de elecciones y de exageraciones consumistas, que son ofrecidos por los libres mercados. Estamos ahora justamente soportando unos terribles gozos de tentaciones que nos esta afectando el hígado y el colon.Nuestras conciencias luchan por pensar que yacemos lejos de los campos santos, los infiernos y San Pedro. Sabemos que no tenemos enormes historias o seducciones para narrarlas a nuestros primogénitos a pesar que en ocasiones la áurea de la lujuria y las perversiones trataron de tentarnos con sus recreaciones y sus orgasmos de pubertades.Pero así y todo un día llegaron a nuestras manos esperanzadas, unas hojeadas ideas que habían sido escritas por nuestros ilustres coterráneas de los siglos 19 y 20. Estos ilustres moradores de un tiempo pasado - que muchos habitantes dijeron que fue mejor- se habían preocupado de dejar en los vergeles de las ideas, los ejemplos de unas casas grandes de campo, de unas escuelas, de unos pasillos largos, de unos corredores y unos techos oxidados que protegían de los aguaceros del mes de julio. Nuestra infancia pasó por ahí inocente, angelical entrando, saliendo jugando, jugando y jugando…

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Por ella, hoy, quisiéramos jurar para volver a nuestros pueblos natales a nuestra cuna de nacimiento, a nuestro cariño filial, a la sopa, el pan, la fruta, el florero que nunca falto sobre la mesa. Jurar y volver al pueblo natal donde la lluvia brillo como un diamante y riego los pastos en las lomas, como un acto silvestre de afecto imperecedero. En por eso que la única revolución que nos queda es la de salvar la especie. Desde este concepto idealista deberíamos impulsarnos o proyectarnos hacia un futuro superior pero con que armas si apenas tenemos el apoyo necesario de los grandes empresarios que gobiernan las manos de obras del mundo.Sabemos que la explotación del hombre por el hombre limita el vigor físico y mental, aunque la vida nos haya vestido de ternura y nunca tuvo límites para ofrecerse a nuestros pies. Pero la desgracia; la tortura, la miseria, el engaño viajan y viajan…

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Sin detenerse jamás en ningún sitio porque son como unas viajeras empedernidas que gustan llegar de visita de improviso sin golpear las puertas ni las ventanas de nuestros hogares. Ellas llegan y entran como unas reinas de belleza sin saludarnos, para situarse en cualquier lugar, en el espacio más importante de la mesa de nuestro comedor únicamente para aniquilarnos. Allí donde uno come feliz a veces, porque tiene con que reírse y uno saborea el pan que es como un milagro que nace de las manos del panadero…Hoy vivimos en una orgía perpetua. El paganismo se encuentra presente en nuestras instituciones. Volvemos ha marcar nuestro territorio como lo hacen las bestias y lo hicieron los arcaicos trogloditas. Hemos vuelto nuevamente adorar a los dioses de arena, que arribaron de los abismos carentes de metafísica y de Azúcenas.

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¿Patriarca, como podrás comunicarte con nosotros si no conoces los teléfonos celulares?

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Necesitaras a tus hijos Adán y Eva para poder exponer toda tú obra de la creación o si no el demonio continuara deposiando todos sus vicios sobre nosotros y la basílica de San Pedro. Tu, mi Dios, que ya no duermes en paz… Y ustedes jóvenes e ingenuos soldados del futuro no acudan a la guerra, es mejor ir a un carnaval de primavera.  

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03

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Y Pensar que nuestros dolores son gotas de sangre que circulan pausadas por nuestras venas, las más gruesas del corazón. Porque nosotros los que padecemos sabemos a donde se dirigen y hacia donde nos conducen. Los sufrimientos son públicos, mortales, recónditos y a veces perpetuos como a veces cuando son de espanto y nos llevan a las casas de los martirios donde lo único verdadero son nuestros suspiros y nuestros orígenes. Pero a veces los dolores también hacen una excepción y es cuando la muerte se nos aparece con todos sus males y su colores escarlatas. Es en aquel momento donde solemos aprender un poco más sobre los enigmas de nuestros adioses. 

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Entonces: ¿A quien le podríamos deber nuestra vida?

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Suponemos que a las flores que por intermedio de la tierra han brotado para seducir a las estrellas y a los corazones sensibles. A nosotros que aun yacemos extraviados dentro de este astro que fue transformado en un mercado y que estoicamente continuamos llamando planeta pero que por intermedio de nuestras flores bellas quizás esta difícil vida de supo buscar un espacio preponderante, una especie de pulmón donde pudieron respirar los amantes de la poesía…

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También a las compañeras que nos quieren por eso que duermen a nuestro costado, gritando nuestro nombre hasta quedar extenuadas… Ellas gritan y gritan que somos deliciosos cuando les besamos el pubis. El tic-tac de sus corazones hace calmar nuestras iras y tranquilos nos vamos a nuestros lechos para reconciliar el sueño, el asalariado en sus brazos se estira y se encoge siempre buscando el calor de sus muslos y su sexo. Las compañeras duermen a nuestro costado para mirarnos a los ojos, a los labios, a las manos, a los pies y a la pureza con un natural aprendizaje. Ellas nos quieren, porque gustan de obsequiarnos sus senos y sentir la grata sensación a la altura se sus vientres. Ellas nos dan el éxtasis en generosos y largos minutos y nosotros también…Que podemos hacer si después de haber pasado de la alegría al gozo ellas nos dejan en el fondo de una meseta frente a un paisaje fecundo… solo tocarlas y tocarlas y besarlas y besarlas eternamente.

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¿A quien le debemos todo el placer?

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Nosotros creemos que a su amor prodigioso, a sus palabras de estimulo, a su boca, sus labios, su lengua a su manera de seducir, a su corazón sensible. Yo, creo que a sus formas también, que diáfanas como unos papeles de arroz tienen unas largas eternidades, para gozar y sentir de dos a tres estremecimientos.Una rima - imaginada e inédita - de Gustavo Adolfo Bécquer dice: "Yo arribo a la cúspide del amor por el único camino del amor de la mujer."

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Cuando se nos agotan las fuerzas y estas fuerzas no pueden realizar nada. Las compañeras van y nos encierran en sus brazos para convertirnos en un solo y único suspirar. Los campos de la esperanza están en la mujer y en el sol, en el relámpago y en el átomo, formando una copa verde y una integra senda para los videntes y los ciegos. Con este orbe nos bastaría para dejar unas huellas para el futuro, dejaríamos el tesoro de nuestras piedras, la calentura del día, las largas sombras, la hierba y el ruido del viento.Dejaríamos los indicios de las estatuas Griegas que nos sirvieron a través de la vida como unos puntos de referencias para todas nuestras citas, dejaríamos vigente todo aquello que quedo abandonado y solitario en el olimpo y que será totalmente una eternidad. Podríamos dejar al mismo tiempo la música que es una música de campanas de lluvias que hicieron sus propios caminos en los techos de los galpones y los nenúfares, con sus pétalos de vírgenes definitivamente silenciosas. Con ello podríamos afirmarnos de la existencia y beber los vinos azucarados que penden de los parrones y las viñas con sabores y cúmulos de aire misteriosos. Así tendríamos a toda la ciencia con su eficacia.

La ciencia nos prepararía para la aventura de seguir las estaciones de los años. Nos abriría los pórticos y las llanuras de la tierra, nos uniría junto a sus semillas. Porque nuestra ciencia posee el movimiento de rotación y traslación y la inteligencia de un lobo.  

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04 

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Nunca vamos ha pretender ser unos intelectuales porque no tenemos las intenciones de entrar un pie en los jardines de la sabiduría, ni tampoco tenemos las inspiraciones o unos fines profesionales, porque solo comprendemos que nacemos con unos extraordinarios sentidos para sobrevivir y para reflexionar.Porque leímos escribimos y nos hacemos lectores para depositar todo nuestro fulgor nuestra inteligencia o toda la sabiduría, que nos prueba la luz del día.

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A veces en unos segundos podemos leer una oda y saber lo que nos quiere expresar por ejemplo su contraseña, su dínamo, su grito.Porque leemos y escribimos podemos enaltecernos y alzarnos por la verdad, los errores, las nubes y nuestros sueños. Captar la evidencia y el esplendor es llegar a una metáfora y a una máxima expresión. Podemos ser un individuo feliz y triste por naturaleza, como un socavón, una maleza o una silaba redonda que puede rodar hasta alcanzar la vida. Podemos amarrar el mundo que anda suelto, para que no se venda en el paraíso o en el infierno como un carrete de hilo.Todo individuo de una manera u otra intenta buscar su destino. Desear amar al prójimo no es un pecado. Creer en la palabra tampoco. Pero la palabra que no nos dice la verdad no sirve para nada porque no es una palabra que pueda herir o matar a los cobardes y a los traidores. A puro coraje como aquellos alpinistas que arriesgan sus propias vidas subiendo las escarpadas paredes de una montaña vamos los poetas trepando una calle y otra calle hasta poder formar un paseo que sigue a otra ciudad, a otra y a otra hasta percibir una capital.Pero es una difícil tarea poder controlar la barbarie… Vamos naciendo para la luz para después morirnos en la oscuridad… 

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¿Es que podríamos unir los planetas y los luceros o las huertas que no se conocen entre los ruidos de las chicharras y los recuerdos de las estaciones?

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Si alguien nos ofreciera una manzana llena de sol, de agua y de aire. En este caso podríamos unirnos ha observar la bóveda celeste o un cometa en las autopistas del universo, que como una serpiente, se conoce los motores de las estaciones. Yo digo, podríamos unirnos a las luminarias cuando se reúnen en un ascensor que sube y baja así podríamos todos irnos ha vivir a la playa. Porque si nacemos pobres y desamparados es porque los que nos explotan son nuestros peores enemigos.

Ellos nos atacan, nos hieren y nos persiguen por los cuatro continentes.Ellos son nuestros verdugos como nuestra hambre es el dolor y la desesperación que siempre queremos destruir. Vivimos aplastados como los insectos que solo por unos instantes suelen jugar bajos las patas de los caballos y sorpresivamente dejan de volar bajo sus herraduras. El sol y el cielo se nos reúnen siempre a nuestros pies con unos rocíos y unas peleas de gallos, dos caminos que siempre se juntan, dos callejones que siempre se juntan, un claro verde que es una rana o unas luces verdes que son unos árboles, que marchan en hileras como los Álamos al compás del viento.

Esto es Lo único que nos queda para disfrutar con ahínco de la humanidad.   

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Ilustración : Siegfried Woldhek - http://www.woldhek.nl/

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