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Revista Literaria AZUL@RTE

Manuel SCORZA

Manuel SCORZA   

Manuel Scorza : Ensayo

Por Jorge Varas 

“Yo he dotado de una memoria a los oprimidos del Perú, a los indios del Perú que eran hombres invisibles de la historia, que eran protagonistas anónimos de una guerra silenciosa, y que tienen hoy una memoria…Tienen esa memoria, está dada ya irreparablemente y no se podrá borrar nunca, porque la han adoptado incluso los pueblos en combate…”  

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Manuel Scorza, uno de los intelectuales más representativos de la generación de escritores peruanos de los 50, nació en Lima el 09 de septiembre de 1928. Luego de pasar algunos años en Acoria, departamento de Huancavelica, volvió para terminar su formación escolar en el Colegio Militar Leoncio Prado. En 1945 ingresó a la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y comenzó una etapa de febril actividad política. 

En 1948, a los 20 años, Scorza se vio obligado a salir del país en calidad de exiliado. Fueron años de aprendizaje bajo el rigor y la dureza, que dejaron huellas inextinguibles en el joven Manuel Scorza, pero él las pudo transmutar en una poesía de vigorosa expresión, de logrado pulso. Muchos de los versos que integrarían su primer poemario, "Las imprecaciones" (México: 1955), son fruto del desconsuelo en que se halla inmerso el exiliado. En el año 1958, el poeta regresó al Perú, obteniendo ese mismo año el Premio Nacional de Poesía con "Las Imprecaciones", su primer poemario, publicado en México hacía tres años. Manuel Scorza abrió una etapa cultural realmente notoria y absolutamente novedosa. Se dio a la tarea un tanto riesgosa pero entusiasta de preparar el Primer Festival del Libro con una selección de diez mil volúmenes de autores clásicos americanos. Las quince mil colecciones a la venta en quioscos situados en distintos lugares de la capital se agotaron en menos de una semana. La experiencia se repetiría con idéntico éxito en Colombia, en Venezuela, en Cuba. Consistía en editar a bajo costo y en poner los volúmenes a la venta evitando intermediarios. 

Manuel Scorza era un editor popular, pero sobre todo era un escritor excepcional, utilizaba en sus obras un lenguaje de estilo depurado, modelado sobre la permanente resonancia metafórica, la mezcla de fantasía y realidad se equilibra en función de su capacidad de creador literario. Era en su obra narrativa, donde Scorza encontraba el espacio ideal para explayarse sobre los problemas sociales del Perú. Su primera novela, "Redoble Por Rancas", forma parte de un ciclo denominado La Balada (también llamado La Guerra Silenciosa) donde, desde una óptica eminentemente poética que fusiona mitos ancestrales e historia, Scorza muestra la antigua lucha de los campesinos para recuperar sus tierras. 

Las demás novelas que componen este ciclo, "Historia de Garabombo el Invisible"(1972), "El Jinete Insomne"(1977), "Cantar de Agapito Robles"(1977) y "La Tumba del Relámpago", continúan uniendo el realismo social a la fantasía poética. Esta serie de novelas, traducida a más de 40 idiomas, se ha constituido en una de las más difundidas y reconocidas de la literatura peruana en este siglo. 

El año 1968, en plena efervescencia de las luchas campesinas en la sierra central, y en virtud a su activa participación a través de un movimiento político indigenista, Scorza se vio obligado a abandonar nuevamente el país con destino a París. En París fue lector de literatura hispanoamericana en la Ecole Normale Superieure de Saint Cloud y frecuentó círculos literarios y celebras tertulias con escritores de diversos países. Por entonces estaba preparando un poemario: "El vals de los reptiles" y una novela "Redoble por Rancas". Estos manuscritos fueron publicados el mismo año 1970. El primero, en México; el segundo, finalista del Premio Internacional Planeta, en Barcelona. 

Manuel Scorza realizaba frecuentes viajes por todo el mundo, siempre con esa inquietud de dar a conocer, a través de sus obras, las luchas de los campesinos de su país contra el cerco de los grandes propietarios. Y, precisamente en uno de sus viajes, el 28 de noviembre de 1983, cuando venía de París, el boeing 747 de la compañía colombiana Avianca, que iba a aterrizar en el aeropuerto de Barajas (Madrid), para luego seguir con destino final a Bogotá, cayó a tierra un minuto antes de llegar al aeropuerto madrileño. En este accidente fatídico perdió la vida el ya famoso escritor. 

Manuel Scorza dejó de existir a los 55 años de edad, cuando su obra estaba en plena vigencia y acababa de publicar, apenas en febrero de ese año, su última novela: "La Danza Inmóvil", que significaba una ruptura radical con el ciclo de La Guerra Silenciosa. Manuel Scorza es considerado como uno de los más importantes poetas y narradores peruanos del siglo XX. 

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Del blog: http://www.marianallano.com/  

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Poesia de Manuel SCORZA 

EL DESTERRADO

Cuando éramos niños,
y los padres
nos negaban diez centavos de fulgor,
a nosotros
nos gustaba desterrarnos a los parques,
para que viéramos que hacíamos falta,
y caminaran tras su corazón
hasta volverse mas humildes y pequeños que nosotros.

Entonces era hermoso regresar! Pero un día
parten de verdad los barcos de juguete,
cruzamos corredores, verguenzas, años;
y son las tres de la tarde
y el sol no calienta la miseria.
Un impresor misterioso
pone la palabra tristeza
en la primera plana de todos los periódicos.

Ay, un día caminando comprendemos
que estamos en una carcel de muros que se alejan...

Y es imposible regresar. 

  
 

EPISTOLA A LOS POETAS QUE VENDRAN

Tal vez mañana los poetas pregunten
por qué no celebramos la gracia de las muchachas;
quizá mañana los poetas pregunten
por qué nuestros poemas
eran largas avenidas por donde venía la ardiente cólera.

Yo respondo: por todas partes se oía llanto,
por todas partes nos cercaba un muro de olas negras.
Iba a ser la poesía
una solitaria columna de rocio?

Tenía que ser un relampago perpetuo.

Yo os digo:
mientras alguien padezca,
la rosa no podrá ser bella;
mientras alguien mire el pan con envidia,
el trigo no podra dormir;
mientras los mendigos lloren de frio en la noche,
mi corazón no sonreirá.

Matad la tristeza, poetas.
Matemos a la tristeza con un palo.
Hay cosas mas altas
que llorar el amor de tardes perdidas:
el rumor de un pueblo que despierta,
eso es mas bello que el rocío.
El metal resplandeciente de su cólera,
eso es mas bello que la luna.
Un hombre verdaderamente libre,
eso es mas bello que el diamante.

Porque el hombre ha despertado,
y el fuego ha huido de su carcel de ceniza
para quemar el mundo donde estuvo la tristeza.
 

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A leer :

http://enfenix.webcindario.com/literat/sigloxx/cerrenos.phtml

http://www.ucm.es/info/especulo/numero7/scorza.htm

http://mundoalterno.com/decimas/homenajes/index2.htm

http://www.uiowa.edu/~spanport/torre/v9/9-2p62.htm   

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