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Revista Literaria AZUL@RTE

ESPAÑA

Poesía de José Ángel VALENTE

Poesía de José Ángel VALENTE

 

XIV - BIOGRAFÍA

Ahora cuando escribo sin certeza
mi bionotabibliográfica
a petición de alguien que desea excluirme
de favor y por nada
en consabida antología
de la sempiternamente joven senescente
poesía española de posguerra
(de qué guerra me habla esta mañana,
delicado Giocondo, entre tenues olvidos,
de la guerra de quién con quién
y cuándo)
cuando escribo
mi bioesquelonotabibliográfica
compruebo minucioso la fecha de mi muerte
y escasa es, digo con gentil tristeza,
la ya marchita gloria del difunto. 
 

*

ODA A LA SOLEDAD

Ah soledad,
Mi vieja y sola compañera,
Salud.
Escúchame tú ahora
Cuando el amor
Como por negra magia de la mano izquierda
Cayó desde su cielo,
Cada vez más radiante, igual que lluvia
De pájaros quemados, apaleado hasta el quebranto, y quebrantaron
Al fin todos sus huesos,
Por una diosa adversa y amarilla
Y tú, oh alma,
Considera o medita cuántas veces
Hemos pecado en vano contra nadie
Y una vez más aquí fuimos juzgados,
Una vez más, oh dios, en el banquillo
De la infidelidad y las irreverencias.
Así pues, considera,
Considérate, oh alma,
Para que un día seas perdonada,
Mientras ahora escuchas impasible
O desasida al cabo
De tu mortal miseria
La caída infinita
De la sonata opus
Ciento veintiséis
De Mozart
Que apaga en tan insólita
Suspensión de los tiempos
La sucesiva imagen de tu culpa
Ah soledad,
Mi soledad amiga, lávame,
como a quien nace, en tus aguas australes
y pueda yo encontrarte,
descender de tu mano,
bajar en esta noche,
en esta noche séptuple del llanto,
los mismos siete círculos que guardan
en el centro del aire
tu recinto sellado. 
 

*

SOLO EL AMOR

Cuando el amor es gesto del amor y queda
vacío un signo solo.
Cuando está el leño en el hogar,
mas no la llama viva.
Cuando es el rito más que el hombre.
Cuando acaso empezamos
a repetir palabras que no pueden
conjurar lo perdido.
Cuando tú y yo estamos frente a frente
y una extensión desierta nos separa.
Cuando la noche cae.
Cuando nos damos
desesperadamente a la esperanza
de que solo el amor
abra tus labios a la luz del día. 
 

*

POETA EN TIEMPO DE MISERIA

Hablaba de prisa.
Hablaba sin oír ni ver ni hablar.
Hablaba como el que huye,
emboscado de pronto entre falsos follajes
de simpatía e irrealidad.
Hablaba sin puntuación y sin silencios,
intercalando en cada pausa gestos de ensayada
alegría para evitar acaso la furtiva pregunta,
la solidaridad con su pasado,
su desnuda verdad.
Hablaba como queriendo borrar su vida ante un
testigo incómodo,
para lo cual se rodeaba de secundarios seres
que de sus desprecios alimentaban
una grosera vanidad.
Compraba así el silencio a duro precio,
la posición estable a duro precio,
el derecho a la vida a duro precio,
a duro precio el pan.
Metal noble tal vez que el martillo batiera
para causa más pura.
Poeta en tiempo de miseria, en tiempo de mentira
y de infidelidad. 
 

*

Días de octubre de 1996

El amarillo, el verde, el encendido
rojo sólo para morir
bajo el tendido velo del otoño.
 
La luz no está en la luz, está en las cosas
que arden de luz tenaz bajo la lluvia.
 
Nada tiene más fuego en sus entrañas
que la melancolía ardiente de esta hora.
 
Nada tiene más fuego que la ausencia.
 
¿Llorar?
            Lloradme nunca.
                             Me he perdido
con el aire en las bóvedas tan bajas
de un cielo que, piadoso, me disuelve.



Figura

Esta acidez me es grata al corazón
si no estuviera a punto de expirar.
 
Abre aún la ventana en la que el aire
agolpa pájaros desde el bosque amarillo
donde aún empieza a clarear la luz.
 
Llama a mi puerta.
                      Dime
quién eres tú que ahora llegas
cuando todo parece terminar.
 
Cabellera del tiempo arrastra noches
como ríos sin término
hacia el adiós.
 
Amiga, vuelve
a la vida, tú que puedes aún.
 
En la otra orilla tu figura blanca,
erguida, guarda el solo testimonio
cierto de mí.

*

Tiempo

Este tiempo vacío, blanco, extenso, su lenta progresión hacia la sombra.
No se oye la voz.
                    No canta.
Ni engendra una figura otra figura.
Ni vuela un pájaro.
                       Se esconde
en los oscuros pliegues de la noche.
No viene a mí la luz como solía.
No me despierta a más ventura el aire
para solo seguir su largo vuelo.
No hay antes ni después.
                             Andamos para nunca llegar,
oh nunca, adónde.
Me detengo.
                  Efímera
construyo mi morada.
Trazo un gran círculo en la arena
de este desierto o tiempo donde espero
y todo se detiene y yo soy sólo
el punto o centro no visible o tenue
que un leve viento arrastraría.
                                                              
 

*

Leer más de José Ángel Valente: http://amediavoz.com/valente.htm

http://www.palabravirtual.com/index.php?ir=crit.php&wid=230&show=poemas&p=Jos%E9+%C1ngel+Valente

Ilustración: fundación telefónica

http://www.fundacion.telefonica.com/at/valente/

José Ángel VALENTE

José Ángel VALENTE

*

Jules Supervielle

Por José Ángel Valente

*

De Supervielle nos da ahora nueva noticia, excelente noticia, la colección «Adonais», de poesía, con la selección y versión de Leopoldo Rodríguez Alcalde. De la calidad de éste como traductor teníamos el ejemplo de su Antología de Poesía Francesa Religiosa (contemporáneos,) cuya estrechez, sin duda alguna debida a exigencias materiales, revela por otra parte en su talento crítico, su virtud de seleccionador. Este bien hilvanado libro de poemas de Jules Supervielle que él presenta, abre nuevo camino al lector español hasta una de las voces más seguras, con más garantías de permanencia, de las penúltimas etapas de la poesía francesa.

Un perfil sin pretensiones de Jules Supervielle, podría comenzar así: Montevideo, 1887; inmediatamente Francia, pasajeros retornos y más tarde América otra vez, generoso refugio, cuando ya París no era sino «ciudad abierta» y el Sena iba «cubierto de vigilantes sombras». ¿Pero qué significa su biografía? Ni el lugar ni el tiempo pesan excesivamente en sus poemas, vastos mundos «solo a sí mismos semejantes». Guillermo de Torre habla, refiriéndose a Supervielle, de un americanismo, incluso temático, claramente visible en sus primeros libros. Claro está que un espíritu tan puro, tan íntegro como el suyo, difícil, ente soporta cualquier localización o preferencia. Apenas si la geografía le sirve para dar noción de irreconciliables puntos, de distancias para siempre irreparables: «Las noches de Montevideo no se coronarán de celesles rosales pirenaicos, ni los montes de Janeiro «se tomarán pálidos bajo los delicados dedos de la nieve de Francia». Sin embargo, hay en él un hombre americano, un hombre sin historia, identificado con la Pampa, «que conoce la mitología», con el desierto «ignorante de los dioses del Olimpo que ritman todavía el viejo Mundo», con los ceibos y talas «que no conocen el griego ni el latín». Este un su americanismo, «su sentido virgen de los comienzos», al que se refiere Sénéchal.

Luego, su mundo poético aparenta una tradición europea y el fino humor francés levifica su prosa, iluminándola de gracia verdadera. Se adivina en Supervielle la presencia de Rilke; como en este gravita sobre el mundo interior del poeta uruguayo la cercanía, el pálpito de un ámbito invisible distinto del real, del visible y tan real como éste. Ámbitos de algún modo afines, ámbitos con difíciles interferencias. Pero la concepción del uruguayo es más limpia, más escueta que la de Rilke; carece del artificio rilkeano, no ha pasado, afortunadamente, por el alambique de una sensibilidad como la de éste, inaccesible, impar. En vez de bucear, de sumirse en lo oscuro, lo circunvala, lo abraza, concertándolo en ese puro propósito «de secundar lo oscuro en su esfuerzo hacia la luz».

Con nosotros lo reconcilia especialmente su ágil sentido del humor, su serio ironizar, bien compaginado casi, siempre con la mucha ternura. ¡Ah! aquellos muertos suyos fragmentarios, deferentes, tan deferentes para con los vivos, tan preocupados por ellos y con tan mala memoria de su muerte. Apenas si de la vida les quedaban más que inconexos fragmentos, insólitos fragmentos insignificantes: «una cereza en el agua de un lago», «una gaviota en una cama», «una perdiz en el cristal de una gran lámpara que humea». Y con todo, intentando forzadamente el retorno: el frustrado retorno del «Resucitado» o el de aquel hombrecito que por amor volvió, convertido en fox-terrier, a la Rue des Canettes, 27, cuando ya todo retorno era imposible, cuando ya los separaban de la vida un grave abismo y «tantos gestos y tantos perros crueles».

Por su parte, los vivos apenas advierten cuanto ignoran de la muerte, cuanto del ámbito no revelado todavía. Ignoran tanto hasta qué punto nos rodea lo invisible, que ni siquiera tienen la prudencia de aquel buey de un delicioso cuento suyo, que en el colmo del júbilo «temía aspirar un ángel», tan denso está el aire de espirituales criaturas.

Hay un poema especialmente significativo de este mundo de lo fragmentario, de lo sólo orillado y no definitivamente descubierto, «El Retrato», traducido por Rafael Alberti en «El Bosque sin Horas», la única selección castellana de poemas de Supervielle, antes de publicarse la presentada ahora por Leopoldo Rodríguez Alcalde. En él nos habla de lo escasos que son los despojos de los muertos. También a los vivos nos quedan tan solo inconexos residuos del paso de la muerte y el mismo asombro y el mismo querer trasponer impracticables barreras y el atronador silencio.  

Me inclino sobre la fuente donde nace tu silencio
en un reflejo de hojas que tu alma hace temblar.
Sobre tu fotografía.

Puede ser que quede aún
una uña de tus manos entre las uñas de mis manos,
una de tus pestañas mezcladas con las mías,
uno de tus latidos extraviados entre los latidos de mi corazón.

Al parecer, pensaba Coleridge que era atributo de verdadera poesía el trasmutar lo familiar en extraño y lo extraño en familiar. En estos versos hay un legítimo sugerir, un puro deformar, enajenar, lo cotidiano –fotografía, uñas, pestañas, un latido del corazón– de su familiar sentido, insertándolo en el poema con esa nueva emoción reveladora. Su sugestividad es de la mejor casta. Poesía sugestiva, no difusa ni vaga; sugestiva a pesar de su íntima diafanidad, o precisamente apoyada en ella misma, porque, según infiere Eliot, «la sugestividad es la aureola alrededor de un centro claro y brillante, puesto que no se puede tener tan sólo la aureola».

Por esto, acerca de la afinidad de Supervielle con las direcciones superrealistas francesas, de la semejanza de un mundo poético con el explorado por éstas, nada mejor repetido que la afirmación de Rodríguez Alcalde en el prólogo de su traducción: «nada más lejos de la escritura automática, de la vaga fluidez onírica, que estos poemas de Supervielle, extrañamente lúcidos, sencillos y rotundos en su construcción. Lo cierto es que, con dificultad, hallaríamos algo más próximo y lejano a un tiempo de superrealismo que la poesía del uruguayo.

Sus raíces, sus impulsos primeros, coinciden; pero no sus respectivas expresiones; así como es absolutamente dispar el luminoso intento del último de trasplantar a cada poema, no en el misterio inaccesible, o, al menos, difícilmente comunicable, sino el misterio esencial clarificado, clarificado, pero íntegro, sin alterar, según expresión del propio poeta.

Estos son los principales caracteres de sus mundos y esta la nota espiritual de Jules Supervielle, reintegrado a Europa desde su cuna uruguaya, según una tradición singularmente representada en la historia de la poesía francesa.

*

http://filosofia.org/ 

Ilustración: fundación telefónica

http://www.fundacion.telefonica.com/at/valente/ 

Jorge RIECHMANN

Jorge RIECHMANN

*

 

Jorge Riechmann (Madrid, 1962). Poeta, ensayista, traductor y profesor universitario (profesor titular de filosofía moral en la universidad de Barcelona; profesor invitado en la universidad Carlos III de Madrid). Es también investigador del Instituto Sindical de Trabajo, Ambiente y Salud, vinculado a CC.OO, donde es responsable de biotecnologías y agroalimentación). Redactor de la revista mientras tanto, es autor de una extensa obra ensayística sobre cuestiones ecológicas. Desde 1998 codirige --con José Mª Parreño-- la colección de poesía HOJA POR OJO (Editorial Germanía, Alzira, Valencia.)


Ha traducido a poetas y dramaturgos como Heiner Müller, Henri Michaux, Volker Braun, Heinrich von Kleist, Erich Fried o Christoph Hein, y dedicado, en particular, mucha atención a la poesía de René Char; por su traducción de Indagación de la base y de la cima (Árdora, Madrid 1999), de Char, obtuvo el premio Stendhal de traducción. Asimismo ha reunido ensayos de poética y reflexión estética en Poesía practicable (Madrid, Hiperión. 1990), Canciones allende lo humano (Hiperión, 1998) y Largo recorrido (inédito). En su extensa obra poética figuran, entre otros, los siguientes títulos: Cántico de la erosión (Madrid, Hiperión, 1987), Cuaderno de Berlín (Madrid, Hiperión, 1989), Baila con un extranjero (Madrid, Hiperión, 1994), El corte bajo la piel (Madrid, Bitácora, 1994), Muro con inscripciones/ Todas las cosas pronuncian nombres (Barcelona, DVD, 2000) y La estación vacía (Alzira, Germanía, 2000). 

*

DEL INACABAMIENTO, LA LIBERTAD

En homenaje a Cornelius Castoriadis

*

1. Punto de partida: el mal. No puede ser otro. El mal, el sufrimiento, la destrucción: la intolerabilidad del mundo en su estado actual.

2. El mundo tal como es resulta inaceptable; no se puede vivir sin desear otro estado del mundo y sin luchar por él.

3. No podemos ni caer en la ingenuidad criminal de desear un paraíso sobre esta Tierra, ni resignarnos al infierno sobre ella. No somos seres paradisiacos; pero la vida carece de sentido sin resistencia al mal.

4. Existe lo sagrado, pero no hay trascendencia.

5. Necesitamos orar (ponernos en conexión con ese sagrado): pero no a ningún Dios. No hay tal Dios.

6. Ojos cerrados, ojos abiertos: el poema es una forma de oración. La meditación sobre un texto esencial es una forma de oración. El recogimiento y el encuentro con nosotros mismos puede ser una forma de oración. El coito puede ser una forma de oración. Sin embargo, no hay textos sagrados ni poemas sagrados.

7. Si lo sagrado está en algún sitio, yo lo localizo en la vinculación. Los vínculos son internos a este mundo.

8. El lenguaje es, para nosotros -carne que habla-, la primera y más fundamental forma de vinculación.

9. Nada hay sagrado en las obras del hombre; sí en los vínculos.

10. Los vínculos que unen a los ciudadanos en la asamblea y a los amantes en el lecho; los vínculos entre el pasado y el futuro, y entre la memoria de uno y la de los demás; los vínculos entre uno mismo y su propia experiencia; entre el acto y sus consecuencias; entre los genes del hombre y los del pez; entre el agua que me constituye y el agua del océano. Los vínculos son internos a este mundo. 

(Un zumbido cercano, Calambur, Madrid 2003, p. 138-141). 

http://www.catedramdelibes.com/archivos/000135.html#poetica   

*

Parábola del jugador


Que yo te tenga así
de pie sobre las puntas de los dedos
al cabo de un movimiento leve
acróbata volcado

Que nadie sepa qué línea abismal
impávido atravieso
nadie pregunte desde cuándo es azul
la máscara lanosa de clown cruel que visto
ya sin dolor

Al norte de mi corazón de cuero
comienza el marfil de un país que recorro
muy raras veces
No hablo de mi ofrenda al demonio del naipe
funámbulo dormido sin lujo sobre el arpa

Cada minuto dejó
su piel sobre mi piel escaqueada
He conocido armados amores
de arlequín fervientemente insensible
Como San Pedro seré colgado de los pies:
que nadie diga nada

Este momento es mío
vértice íntimo o víctima frecuente
El azar no me quema las manos
Soy entonces el gran negador
dueño por un instante del mundo y de la nada

Entonces por qué ceder en la última escalera
saltar al vacío si el manotazo es luego
como un solo disparo que derrumba castillos
Mi padre era griego que no pregunte nadie
por la iguana de labios bezudos
que está lamiendo la sangre a mi costado

(del libro El miedo horizontal)

*

Abolir la nostalgia


Es la hermana tullida del deseo.
De nada verdadero se predica.
Le place avasallar: busca vasallos.
No le miréis las manos,
perder es imposible.

Abolir la nostalgia, esa tenia violenta,
esa impotencia desovillada en máscara,
mi desdentada enemiga más voraz.
Untarle el cuerpo de brea y de vergüenza.

Sea
la desolada quimera del presente
nuestro empeño imborrable.

(de Cántico de la erosión)

*

Escena de infancia


De niño encendí hogueras
para quemar lombrices de tierra vivas.
Veraneaba entonces en el valle de Hecho.

La crueldad de quienes
torturaban sapos me asqueaba,
alguna vez llegamos a las manos.

Lombrices: carne
rosa hasta la indefensión, universales anillos
de sufrimiento mudo.

Se retorcían como seres humanos.


(de Cuaderno de Berlín)

*

OTRO RITMO POSIBLE


Un buen verso
no sacia el hambre.

Un buen verso
no construye un jardín.

Un buen verso
no derriba al tirano.

Un verso
en el mejor de los casos consigue
cortarte la respiración
(la digestión casi nunca)

y su ritmo insinúa otro ritmo posible
para tu sangre y para los planetas.

(de Poesía practicable)

*

Alabanza de los trenes verdaderos


Hay muchos trenes falsos.
Es fácil confundirlos con los trenes auténticos.
Casi todos
los llaman también trenes:
los revisores
los ferroviarios
los carteristas
los viajeros casi sin excepción
y hasta yo mismo
cuando no quiero dar muchas explicaciones.

Trenes sólo son los que parten de noche.
Trenes sólo son los que llevan a ti.

(de Baila con un extranjero)

*

Con los ojos abiertos

«La baba de la bestia
no perdona.»
Claribel Alegría.

Quiero ver todo lo que va a venir.

Las guerras que seguirán
a la última de todas las guerras
Los crímenes que ennoblecerán
al próximo Benefactor de la Humanidad
y los crímenes que harán olvidar esos crímenes
Las palizas a los perros mudos
Las palizas a los negros mudos
Las palizas a las mujeres mudas:
yo he de ver todo eso

Los pilotos de la US Air Force
ven películas porno antes de bombardear Bagdad(*)
y yo he de verlas
Las pantallas de televisión muestran
a los muertos de cólera en Lima
a los muertos de carnaval en Ciudad de Méjico
a los muertos de mosca carnívora en Trípoli
a los muertos de miseria en Calcuta
a los muertos de resignación en Madrid París Londres:
tengo que ver todo eso
Quiero ver todo lo que va a venir

No quiero mi merecido puesto en el desfile
ni en el banquete
ni en el jardín
(perdón, ya no hay jardines
LOS JARDINES SON ONTOLÓGICAMENTE IMPOSIBLES)
Quiero estar en la calle
dentro del laberinto
amaestrando al hambre y a la angustia
sin ovillo de hilo y con los ojos abiertos

Ya no hay tiempo
Por primera vez en la historia
SE HA TERMINADO EL TIEMPO
(de educar a los hijos
mejorar las ciudades
regalar un dedalico de amor a quienes sufren)

pero yo necesito ver lo que vendrá
después del tiempo.

(de Baila con un extranjero)


*
El guardián de lo pequeño


Franz Kafka aseguraba que hay esperanza, mucha, una infinita esperanza: sólo que no para nosotros. Walter Benjamin afirmaba que sólo nos es dada la esperanza por los privados de cualquier esperanza. ¿Y usted qué opina?

A todos los que queréis estrechar la vida, recortar la vida, cercenarle los arcos a la vida, arriar las velas rojas del galeón fantasma, sacar del agua a los caballos: os digo que seréis derrotados.

No por la fuerza senescente de los escarnecidos, no por el septentrión ingenuo de los adoradores, ni por los masacrados molinos de la generosidad. Sino por los malentendidos que creeréis haber desentrañado,

las paradojas que torcerán las herramientas de la maldad, las minucias que dejaréis a vuestra espalda y resultarán ser --no sé por qué os sorprende-- las alamedas tan flexibles de la resistencia.

¿Esperanza vestigial, residual? No sabéis lo que es la esperanza. Esa fue siempre toda la esperanza.

¿Perdimos la cabeza? Conservamos la voz. De un solo grano se yergue la voz toda. Y una voz vale la ausencia de cabeza si en alta mar peligran las columnas del mundo.

(de La estación vacía)

http://www.barcelonareview.com 

Ilustración : Siegfried Woldhek - http://www.woldhek.nl/ 

Lucía CÁNOBRA POMPEI

Lucía CÁNOBRA POMPEI

*

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Lucía Cánobra Pompei nació hace veintisiete años en Algeciras, España. Tras un breve paso por Argentina y Uruguay, actualmente vive en La Serena, Chile. Es Intérprete superior en Piano, y en sus clases, de universidad y privadas, mezcla su afición a Brahms y Schubert, con porciones delicadas de música concreta y electrónica académica. Es participante activa de la comunidad católica serenense, y, como tal, lee con devoción las Sagradas Escrituras (incluidos los Evangelios apócrifos), así como también a Artaud, a Bataille, a John Cage (al que también disfruta en sus silencios), a Alejandra Pizarnik y a Gabriela Mistral. Su primer texto: “Desembarcos”, será editado próximamente por el sello Prometeo.  

E-mail : lucia.canobra@gmail.com     

*

*

Desembarcos

(Tres poemas inéditos)   

*

Ahogo  

Al filo de una sombra, rezo;

en pos,

desnuda y maldiciente,

tal como esa noche en que dormimos sobre piedras. 

Era otra vez la misma,

que volvía al cruel confesionario,

que enrabiada perseguía al aire,

como un lobo a una rata enferma.   

*

*

Piedad  

A lo lejos creo oír canciones, sacras melodías,

brillos de madera negra

y la mirada en muslo y ademán. 

Ordeno en rito mi púbico vello,

aliciente, lacerado. 

No sonrío.

Mi ebriedad, apenas,

se esconde tras la borra del café,

y mis piernas leves, separadas,

dejan ver la oscura brecha,

renovada tras el sexo de mañana. 

Busco entre mis nalgas la señal,

el exacto fin de nuestras llagas. 

Sin embargo viene y va,

la fiel cadencia que emociona,

mi lamento,

mi final,

mi estigma único.

*

*

Asfixia  

Flotó mi cuerpo entre la espuma;

me cubrió mi propio llanto

sin poder siquiera entregarme en la plegaria. 

Mis brazos se movieron sin asirse de los hombros;

mis piernas restringieron el saludo

y una tibia despedida. 

Fabriqué lazos, cintas, cuerdas,

y otros tres demonios

a los que exalté en un rezó

que inventé en aquel instante: 

Donde quiera que haya ido,

el perverso hielo me seduce todavía.

Donde quiera que me encuentre,

no deseo regresar.

Ya la nieve he derretido,

o el espanto de la arena incoherente.

Me veo envuelta en llamas,

en fuego, en saliva.

Me revuelco sobre mí,

provocándome un pálido estertor,

y me entrego al sueño,

a vuestro espíritu;

me entrego al aire,

que otra vez me desertó. 

*

María José MURES

María José MURES

*

   

María José Mures nace el 4 de abril de 1970 en Fernán Núñez, Córdoba, es la menor de siete hermanos. Es diplomada en Educación Especial por la Universidad de Córdoba y habilitada en Educación Infantil por la UNED. Es Máster en logopedia “Rehabilitación de los trastornos del lenguaje y el habla” por la Universitat Politècnica de Catalunya. 

*

Publicó Antes del Amor, Fernán Núñez, (2001), Zahorí, Valencia, (2004). El tercer libro de poesía erótica, Cambalache, editado por Torremozas, Madrid, (2005).Está incluida en la Antología de poetas de Fernán Núñez, 2006. Además próximamente aparecerá en la antología de poesía homoerótica de la Revista Alforja de Méjico de Odette Alonso.

*

Ha colaborado en el libro Romances y Canciones de Amor II, edición patrocinada por la Diputación Provincial de Ciudad Real, 2006.En el 2002 gana el segundo Premio de Poesía en Alfafar, Valencia.

*

Fue directora adjunta de la Revista de Feria Su producción poética y narrativa aparecen en revistas como Alhucema, Caños Dorados… y otras con soporte digital. 

E-mail :  mjmd669@hotmail.com

*

Paginas Web :http://www.elpelao.com/letras/3253.html

http://www.artepoetica.net/Maria_jose_mures1.htm

*

*

     

Beso cambalache

«A las cuatro de la mañana, en verano,

el sueño de amor todavía dura.»

A. Rimbaud   

*

Quiero de tu cuerpo

sorber la vaguada

hasta que pare

el ardor de mi seso,

no retengas

humedades absorbibles

hasta que sane

mi mente agostada,

de tu boca a la mía

no más distancia

que el aire que sale

del beso cambalache. 

    

Todo

*

En el desván de mi carpeta 

está todo lo que quiero,

unos folios de café,

un sonido de teléfono,

poesías que no quisieron ser,

cromos cambiados,

sellos arrancados,

cartas que desnudan amor.  

Todo queda

desorganizado en su sitio,

todo quedatal y como al principio.

En el pensamiento oscuro 

queda todo cuanto fui.

*

*

Condena 

*

Condéname para siempre

quiero ser prisionera de tu beso

cautiva de tu abrazo. 

Condéname a estar contigo

y dame pan mojado de amores. 

**  

Moris Rabel

Comía del fruto prohibido,

en cada mordisco

cerraba los ojos

recorriendo su joven cuerpo,

de fondo el silencio con Moris Rabel,

la amé con mi boca

como era natural

retuve su corazón en mi mano.

*

*    

Cuando

*

Qué piensas cuando callas

cuando sin decir nada

pareces decir todo

qué tienes en los brazos

que si los aduncas

y me abrochas

rebosa mi tranquilidad.

Qué tienes en la mirada

que parece preguntar

¿por qué no ahora?  

*

*    

Elogio a un abrazo de almohada

Como si fuera un hijo

te quedaste dormido

abrazando la almohada,

la luz apagada ilumina

el equinoccio de la tarde,

para qué las ropas

si en mi pensar arden. 

Como tú abrazas

lo hacen mis manos

que te buscan

en este acéfalo sentimiento,

no era yo a quien abrazabas,

a quien dabas alimento

y moría,

pero no muere el abrazo,

revive, nace del lazo de amor

y el amor se extiende

en tardes como esta,

en donde lo importante

de las cosas se desatiende. 

El amor es estar vivo,

tú duermes lleno de pasión,

taciturno, apagado, inofensivo,

caídos brazos,

cerrados, apretados, dormidos,

afecto que en la sepia tarde

brilla como rayo de sol.

Parece un cuadro de incierta naturaleza

detenerla quisiera

y conservar la belleza,

dónde estaba,

qué haría mientras ceñías a ella,

por qué no me cerraste,

por qué no me llamaste.

Quisiera despertarte

de tu sueño, sacarte

quitarte el lienzo

y ser yo tu abrazo.

Como tú abrazas

lo hacen mis manos

en esta sepia tarde. 

*

*    

Desmesura

*

«Te borraré con una lágrima importante

o con un gesto de descaro.»

Carilda Oliver Labra   

Marco en mi mente

tu sonido de teléfono,

mas no llego al final. 

Leo en tus cartas,

tintadas de falso,

tu traidora caligrafía. 

Me embriagaste de mentiras

de promesas frágiles

de ilusiones falsas.

De... ¡tan breve alegría!     

*

*

Ilustración: Patricia Mathé (http://www.artmajeur.com/mathe/)