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Revista Literaria AZUL@RTE

Luis Eduardo GARCÍA

Luis Eduardo GARCÍA

 

Luis Eduardo GARCÍA (Trujillo, Perú)Location:, narrador y periodista. Enseña Periodismo Literario y Fundamentos de Periodismo en la Universidad Privada del Norte de Trujillo, ciudad en la que reside desde hace 20 años. Ha publicado tres libros de poesía:"Dialogando el extravío" (1986), "El exilio y los comunes" (1987) y "Confesiones de la tribu (1992); uno de cuentos: "Historia del enemigo" (1996), y uno de crónicas, ensayos y entrevistas:"Tan frágil manjar" (2005); libros que casi nadie ha leído. En 1985 ganó el VI concurso "El poeta joven del Perú". Mantiene desde 1986 una página de reseñas y comentarios literarios en el suplemento dominical del diario "La Industria" de Trujillo.

E-mail: legpoiesis@hotmail.com

Blog personal: http://www.sercorriente.blogspot.com/ 

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¿La poesía no dice nada? 

El mundo actual parece estar en contra del sentido poético de las cosas, y aún de la propia poesía. Esta, sin embargo, vive su propia historia de manera digna y trascendente.

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Comprendo a quienes dicen: “Con la poesía, nada”. Los comprendo, pues sé cómo se aburren al menor contacto con ella. La poesía se está, efectivamente, callada y no dice nada al común denominador de los seres humanos. A los que viven en el ghetto de su fe esto les da rabia, cuando no ganas de salir y gritar por allí, como los detectives salvajes de Ricardo Bolaño, que la poesía está donde no lo parece.

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Acepto que se trata de un arte de culto. En sus filas, dicen los pragmáticos, abundan los soñadores, los idealistas, los utópicos y los ilusos. No tengo la menor duda. Aunque estos no están únicamente allí. Los podemos encontrar en todas partes y en todas direcciones. Sólo que la poesía sabe brindarles el mejor albergue. Por esta razón, la poesía es un acto de fe más que una forma literaria propiamente dicha.

Octavio Paz dice que hay poesía sin poemas; por ejemplo, personas, paisajes y hechos que por su belleza nos mueven a un estado anímico superior. Y es poético –dice Paz- aquello que ha sido tocado por una “
condensación del azar o es una cristalización de poderes y circunstancias ajenas a la voluntad creadora del poeta”. La vida en general, si nos atenemos a las afirmaciones del ensayista mejicano, sería poética. “Lo poético es la poesía en estado amorfo”, sostiene. El problema es que el hombre se ha ido despojando poco a poco de ella hasta terminar por arrojarla al tacho de basura.

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Proscrita de la vida cotidiana, la poesía se ha quedado en el único lugar donde siempre fue bien recibida: los poemas y, por añadidura, en el corazón de los que la escriben y la leen. Sin embargo, hay que reconocer que muchas veces los poemas son artefactos artísticos, didácticos o retóricos muy estimulantes que no contienen la más mínima pizca de magia emocional (a veces, forma y contenido no son lo mismo). La contienen sólo cuando ocurre aquello de la “
condensación del azar y circunstancias ajenas a la voluntad creadora del poeta”; es decir, en tanto en la relación hombre-naturaleza obra el asombro, el deslumbramiento, la conmoción o, en el mejor de los casos, el “síndrome de la piel de gallina”.

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Sospecho que en los colegios, las universidades y en lugares parecidos se lee muy poco o nada de poesía. Nadie, salvo que sea por imposición o interés práctico, necesita sentir que hay vivencias artísticas que podemos resignificar en nuestra vida mediocre y consumista. De un mundo que se destruye a sí mismo a punta de gases tóxicos y virus morales, es muy difícil esperar que acoja el sentido poético de las cosas. ¿Es que vivimos la era más antipoética de todas las que ha vivido la humanidad? Por las cosas que veo y vivo, me temo que sí.
 El lenguaje poético es visto ahora como un juego o como una cosa de “loquitos despistados”.

Es verdad que nació de trasgresiones, pero esto no quiere decir que no tenga importancia para la vida corriente o para la búsqueda de sentimientos elevados. Si leemos el poema “El remordimiento” de Jorge Luis Borges, puede ser que nos sintamos impactados por el pesimismo y la utilización de imágenes fuertes y desoladoras. No podríamos afirmar, sin embargo, que nos aburrimos o que nuestra conciencia sigue en su estado original: un témpano de hielo. Me rectifico: esto ocurrirá si amamos la poesía. Pero si ella no nos toca por distintas razones, seguramente el poema de Borges será poco menos que un disparate.

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Los poetas utilizan las palabras con la finalidad de que los objetos, los seres o los paisajes cobren vida. La poesía está más allá de lo evidente, connota, no dice directamente las cosas sino que sugiere sus significados. El lector los interpreta de acuerdo a sus conocimientos, vivencias y recuerdos personales.
“He cometido el peor de los pecados/ Que un hombre puede cometer. No he sido/ Feliz. Que los glaciares del olvido/ Me arrastren y me pierdan, despiadados. / Mis padres me engendraron para el juego/ Arriesgado y hermoso de la vida, / Para la tierra, el agua, el aire, el fuego. / Los defraudé. No fui feliz. Cumplida/ No fue su joven voluntad. Mi mente/ Se aplicó a las simétricas porfías/ De arte, que entreteje naderías. / Me legaron valor. No fui valiente. / No me abandona. Siempre está a mi lado/ La sombra de haber sido un desdichado”, dice el poema de J.L. Borges.

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A veces el lenguaje poético requiere explicaciones. Los lectores necesitan saber que “no ser feliz” es un pecado y hasta una traición a la promesa familiar, de modo que esta se convierte en una mácula que se arrastra como una sombra de desdicha a lo largo de la vida. Y que en la agonía de esa mala conciencia de haber fallado, quizás con el fin de equiparar el nivel de la falta, quisiéramos que las fuerzas de la naturaleza (nada menos que los “los glaciares”) nos conduzcan a la desaparición, al olvido más absoluto.

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El poema de Borges vale no por lo que dice (todos decimos lo mismo de múltiples maneras) sino por el modo en que lo dice (y también por lo que no dice explícitamente). El orden sintáctico y las palabras elegidas están puestas allí para provocar eso que Octavio Paz buscó a lo largo de su vida: la ardiente comunión entre el hombre y lo que llamamos – a veces con desdén- poesía.

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2 comentarios

Jordan Spizikes -

What on earth is the secret ingredient of difficult those that allows them to succeed?Why do they survive the challenging occasions when others are conquer by them? Why do they win when other folks drop? Why do they soar when others sink?

Anónimo -

Ustedes no saben la crueldad con la que se ha comportado con una familia.