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Revista Literaria AZUL@RTE

Andres BIANQUE

Andres BIANQUE

Andres Bianque andresbianque@hotmail.com 

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Carta abierta a las Fuerzas Armadas 

Me tiemblan las manos cuando escribo, cuando escribo acerca de ustedes. Me tiemblan de miedo heredado, de rabia adquirida, de legado horrible de siniestras hazañas. Me tiritan las manos y no es para brindarles aplausos. Mi imaginación es una mera almendra a la veda del camino, porque ni toda ella reunida es capaz de comprender tormentos como los que ustedes han hecho. La de ustedes ha sido punta de flecha ósea envenenada, enterrada sobre el cuerpo de una parva indefensa.  

Me tiemblan las manos, no así, mis convicciones, no así, las ideas, no así, los sueños. 

Desde sus inicios, ataviados de una mezcolanza entre fanatismo, oro, joyas, religión, títulos nobiliarios y verdades a medias, han emergido, y ha surgido su “patriotismo”. Patriotismo mediocre, mezquino y de ambiciosos intereses creados. Han usado y abusado de la palabra Patria a su antojo para realizar las más terribles matanzas y barbaridades inimaginables. Patriotismo, y en sus bocas suena vinagre, en sus libros no es más que un adefesio sin catadura moral, vuestra patria no es más que un esperpento ajustable. No hay más patriotas que vosotros, los demás no pueden ostentar ese término. 

La patria no tiene límites demarcados con el fémur de algún ser humano asesinado. La Patria es el mundo. 

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Lo que hoy día reclaman mañana lo queman, lo que hoy día niegan mañana lo usan como el escudo eterno de su accionar y dirán una vez más que fueron víctimas de las circunstancias. 

¿Meros animales que siempre son sobrepasados por el momento y por la pasión? ¿Degollar a un hombre arrodillado, maniatado es parte de los efectos colaterales de la guerra? 

Se han paseado a lo largo y ancho de la historia, cual ungidos, han vociferado por siglos lo honorables y honestos que han sido, son y serán. 

Mientras los poderosos, esos mismos que os enviaron a matar y a torturar, tergiversan, cambian, adulteran, y deforman la historia. Y escriben sus libros de historia sobre la mesa que el pueblo ha limpiado y servido y ofrendado, escriben la bitácora de los vencedores, es decir, de ellos mismos y de ustedes. Nosotros somos los derrotados, los perdedores. Los parias. 

¿Nos conoces? ¿Siempre somos un grupo de locos, vulgares, inadaptados sociales, descontentos? ¿Una turba ciega que no sabe de deberes, ni de obligaciones? ¿Ociosos, chiflados, que no quieren a la nación, que no respetan las leyes? ¿Traidores al país, que escupen la bandera, la escoria de la sociedad? 

¿No te parece raro que siempre seamos los malos y ustedes y vuestros patrones los buenos? 

Y es que no hay matanza en la que no hayan estado involucrados, no hay descontento social que no hayan callado a punta de sablazos, balas y golpes. Si escribiéremos por cada día del año uno de sus abusos, habría que inventar más meses. 

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No han sido más que perros alimentados con el hueso oportuno de la zalamería, la patria y el chauvinismo mesiánico barato de que ustedes son los elegidos. Esos que derrotarán el terrorismo, y de sólo nombrarlos a ustedes, uno siento terror. 

Desde sus inicios, desde siglos ha, que han elegido ser parte de los poderosos, han enviado a la hoguera de las ambiciones a sus mejores hombres, y a los peores también. Y no libran una guerra de verdad desde hace más de cien años. Guerra en la cual, del otro lado había hombres que podían defenderse. Las otras guerras han contado con la superioridad, confianza y seguridad que ostenta el cobarde. Mil contra diez, previo pasó de halcones, águilas y cóndores defecando desde el aire el último fruto reunido de la humanidad. 

Las más de las veces, han asesinado, cuando han podido encarcelar, han encarcelado cuando han podido primero investigar, averiguar, fundamentar, las más de las veces han torturado, cuando han podido respetar. 

Y la aclaración es pertinente en cuanto a remarcar el hecho de que bien saben, su especialidad ha sido disparar contra gente desarmada. Falsos enfrentamientos, emboscadas calladas como reptil verde que muerde a tiros por la espalda a sus víctimas, sus recurridas muertes accidentales, su siembra de armas ajenas, de material bélico plantado sobre una pintura de sangre que ustedes han dibujado. 

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¿Así se limpian la conciencia? ¿Se repiten mil veces, “se merecía” un balazo en la espalda? ¿Apoyar el cañón sobre la nuca de un ser humano indefenso, y reventarle la cerviz? ¿También merecía que le abrieran el vientre como a una maleta desechada y lo arrojaran al mar? ¿Robarles los hijos de su vientre a las mujeres, cuando no las revientan? No se sube de escalafón, parado arriba de un montón de seres humanos. Por cada muerte, estás más muerto, por cada golpe, estás más herido 

¿Esto te enseñan en las Escuelas Matrices? ¿Qué maestro sabio les inculcó esos preceptos? ¿De esto se trata en la escuela de las Américas?, ¿Matriz de chacales amaestrados, meros monos simplones que bailan al son del organillero del norte? 

Las ocasiones en las cuales se ha dado la posibilidad de una guerra, han corrido a pedirle ayuda a la iglesia, al Papa, al mundo entero para que les evite ser más que simples soldaditos de plomo, plantados, adheridos y anclados al tranquilo y suculento sueldo que reciben.  

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La piedra angular que sustenta vuestro creer, es la creencia falaz, que otros países querrán adueñarse de nuestro territorio, de nuestro país. Y falaz digo porque los únicos que pretenden adueñarse de nuestra tierra son los grandes explotadores y agiotistas y latifundistas y patrones ricos y millonarios. NO el pueblo, NO todo un país, sólo una cáfila de ambiciosos sin control. Avariciosos que los han mandado a ustedes a defender o atacar a otros pueblos sólo por conveniencias económicas. Ni honor, ni la patria, ni dignidad, ni las fronteras. Sólo una guerra económica. Y ustedes no han sido más que guardaespaldas baratos protegiendo a la mafia política y económica del país, hampones cubiertos de trajes pomposos y medallas que no son más que un dólar de plata para que haga juego con el collar de cancerbero que adorna sus cuellos. Y cuando los grandes “Señores”, cuando los respetados empresarios y su bastón político que les sustenta el camino económico (diputados, senadores, presidentes, jueces etc.) están de acorde y no se comen entre ellos y las hienas marcan con orín los límites del continente. Allí, allí duermen con ojo abierto sobre vuestro propio Pueblo.  

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Allí si son valientes, contra el supuesto “enemigo interno” el blanco preferido será la población civil. Porque cuando los Negreros sinvergüenzas de nuestro país y de otros nos explotan, nos hacen vivir en la miseria, y no tenemos acceso a los derechos humanos básicos, cuando regalan nuestras riquezas, cuando pisotean nuestra cultura, nuestra tierra y sus pueblos originarios… ¿Qué hacen las Gloriosas Fuerzas Armadas de nuestro país? ¿Cuándo se levantará lleno de honor el batallón defendiendo a los obreros en huelga en contra de sueldos de hambre? No se les escucha, no se les ve, no se les siente ni a la distancia. 

¿Dónde está tu Patria Valiente Soldado, dónde está tu Honor Valiente Marino, dónde está tu decencia Aviador insigne? ¿Dónde están mientras los yanaconas venden a precio de huevo nuestro país? ¿El camuflaje que usas es porque se te cae la cara de vergüenza y no quieres que te reconozcan? 

Y esos, esos que tú conoces, esos que te azuzan en contra nuestra, esos que te lambisquean la oreja y la billetera, esos mismos que taladran la tierra buscando lo que sea de valor, desgarran uno a uno nuestros árboles, escupen en el mar su vómito de fiesta acaudalada, defecan los ríos desde sus baños empresas... ¿Y Tú, dónde estás? ¿En que lado del río te has quedado? ¿No eres más que otra piraña carnívora de ganancias, tiburón amansado y entrenado para desgarrar ensangrentados ingresos, hiena carroñera de sus propios hermanos? 

No eres tu acaso, el que azota indios, cholos, negros, estudiantes, pescadores, obreros, mujeres y niños cuando estos reclaman por sus derechos. El respeto que ostentas te lo has ganado a punta de asesinatos, a lomo y tomo de historias de muerte, corrupción y de horror. Bien sabes que dicen nuestras miradas, bien sabes que pensamos de vosotrosY bien sabemos que dicen vuestras miradas y que dicen de nosotros. 

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“Hay un ejército que canta junto al pueblo, una armada que enseña a escribir, hay aviones que siembran y riegan los campos, y no es de bombas, sino de semillas, de agua para los campesinos, de alimentos para los hambrientos. Hay un ejército que es bienvenido en la mesa del pueblo. Hay una armada que trabaja codo a codo con los médicos, con los profesores”. ¿Lo conoces? ¿Conoces esas fuerzas armadas? Fuerzas armadas de lealtad a su tierra a sus costumbres a su gente, leales a la humanidad, fuerzas armadas que no duermen si un niño no tiene que comer. 

¿No conoces esas Fuerzas Armadas? ¿No? ¿A qué estás esperando? 

Entonces, pónganse a tono, la nueva globalización y los tratados evitan mayores problemas limítrofes.La empresa que explota aquí, también lo hace allá. A nadie le interesa, la tierra por tierra misma. A no ser que haya petróleo, agua y alguno que otro mineral de valor. Y en nuestro caso, tenemos un poder político flexible, obediente y servil. Ellos, a golpe diario de informativo nos inyectaran lo positivo de regalar nuestras riquezas. Si todo eso falla, allí entraran ustedes en acción. Y parece incontable e imparable el avance de la tecnología, el progreso del conocimiento y las técnicas desarrolladas son extraordinarias por esta civilización. 

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¿Y ustedes? Ustedes salen a la calle a blandir el mismo garrote de hace mil años atrás. Todo el desarrollo de la humanidad, no es capaz de cambiarles el mazo por algo distinto. 

Y afloran ciertas incertidumbres. Que clase de personalidad más interesante que tienen. ¿Te agrada golpear? ¿Te cautiva ver a tu superior como le quema la cara con un encendedor a un prisionero? ¿No te parece un tanto equivocado el accionar? ¿Recibes órdenes, no puedes opinar? ¿Te acuerdas de los tratados internacionales sólo cuando te favorecen?  Pregúntales a los señores políticos que hacen con las Convenciones Internacionales que firman, aparte de usarlas para el baño. 

¿Qué patria te dijo a vos que debías sacarle los dientes con un alicate a un detenido? ¿El escudo nacional lleva impresas las palabras “Violación y Tortura” en su interior? ¿Los colores de la bandera son, rojo por los cuellos cortados, blanco como la absolución que sacerdotes comprados te regalan, o en blanco en cuanto a tus ideas propias, o verde en honor a tus ropas o mejor a los dólares, amarillo de tanta costra callosa que has sembrado y azul de tanto moretón que has propinado? 

¿Esa es tu bandera? ¿Con esa misma bandera quieres ser enterrado? 

¿Crees que no notamos lo clasistas que sois? El origen y la cuna son directamente proporcionales al trato que vosotros daréis… Si uno es pobre nos tratarás como a simples perros, si uno tiene largo el pelo, se encargaran de escupirnos lo superior que vosotros sois con vuestro cuidado, pulcro y corto cabello. (Deberían escupir también a ese pelilargo llamado Jesús) Nuestros zapatos no tienen ese brillo intenso de vuestro calzado, los que tenemos zapatos no los untamos con aceite de ser humano achicharrado. Y respondemos con miedo la procedencia de nuestro arrabal. Las mujeres son todas putas, los jóvenes son todos ladrones, flojos, drogadictos e inútiles. Negros, indios, cholos, zambos, mulatos, mestizos...Todos somos sólo desperdicios. (¿Uno de ojos azules, hermoso cabello rubio no se Apellidaba Lucifer?)  

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Y aquí surgen los grandes detalles, esos mismos jóvenes son los mismos que te desprecian. No obstante, esos mismos jóvenes son los mismos que quieres obligar a que ingresen a tus filas. A la buena, a la mala, con incentivos, con miedos, con macanas. “aquí se harán hombres”. Esos mismos jóvenes son los que quieres mandar a limpiar tus botas o las ventanas de tu Teniente, o regarle las plantitas a tu general a tu oficial. ¿Son esos mismos chicos a los cuales amenazarás que si no disparan a tus órdenes, tú estarás detrás para volarle los sesos por desobedecer tú decisión? 

“Aquí se harán Hombres” ¿Cómo? ¿Les enseñarás cómo se debe violar a las mujeres? 

Sin duda temes que les tiemble la mano, que el pueblo les llame, que titubeen a tal punto que no quieran dispararles a una huelga de obreros. ¿Es por eso que las grandes escuelas que preparan las gloriosas fuerzas armadas no admiten pobres? Sólo los herederos directos de la casta, sólo los con apellido conocido y señorial. ¿Sólo los hijos de banqueros, fascistas, terratenientes, millonarios, latifundistas, financieros, nazistas entre otros de la misma especie? Tienen que pasar 30 años para que un hijo de pobre se acerque a tu nivel de rango. Y llegará casi cerca de tu conspicuo escalafón obedeciendo órdenes sin chistar. 

¿Acaso no ves lo que pasa a tu alrededor? ¿No? ¿Es esa es la razón por la que tienen escuelas, jueces, tiendas, hospitales, universidades especiales, sólo para ustedes? ¿Accidentalmente alguien creó instituciones apartes del común de las personas? ¿Viven, estudian, comen y duermen en una burbuja militar? ¿De esa manera no escuchan el llanto del Pueblo, de esa manera no ven la penuria en cada esquina? ¿Somos parte de un país que no existe en el cuadrante militar? Y es que esos pobres son todos unos igualados, unos ambiciosos insaciables. No tienen la sapiencia, ni la estirpe de vuestra ilustrísima merced.

Y demasiados de ellos insisten en eso de justicia, igualdad y justa distribución de las riquezas. No son más que comunistas, anarquistas, izquierdistas mal paridos. Y tú, con lo mucho que sabes de marxismo, filosofía, economía e historia lo tienes claro. “Una sociedad estatista, jamás” “patrimonios, instituciones, peculios, y medios de producción en manos del estado, eso nunca, de ningún modo”. Esos mismos que pateas, son los que te visten de verde o de azul, son los mismos que echan a andar tu bonito carro. Si eres capaz de torturar y azotar a un niño defendiendo la propiedad privada, tu hermoso sistema liberal. ¿Por qué no te privatizas? ¿Por qué no tener unas fuerzas armadas de corte profesional? Así nadie te gritará que eres un parásito, sanguijuela armada que vive de la renta de nuestras riquezas, así nadie te recriminará que eres un dos caras, hipócrita, cínico y farsante. Porque si tanto odias a esos que promueven el estado. ¿No sería hora de privatizarte? Imagínate cuanto ganarías por golpe, tortura o balazo. Las horas extras que te harías por detener y desaparecer a seres humanos. Entonces Dios, es un ser todopoderoso que nos demuestra su poder creando y lanzando rayos y dejando caer tormentas sobre la humanidad…

Entonces tú, te sientes todopoderoso y nos demuestras tu poder electrocutándonos a fuerzas de rayos, dejando caer tus torturas y tormentas de agua a presión sobre la humanidad. Y es que en esa habitación escondida, tú eres un pequeño gran Dios, con supremo poder para decidir sobre simples mortales. ¿Institución o Inquisición? Dudas… 

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¿Qué sabor deja en tu boca el olor de la carne rostizada? ¿Los gritos te molestan o te excitan? ¿Mutilas en forma autodidacta o te lo enseñaron? ¿Hundirles la cabeza a los detenidos en un tambor lleno de agua y mierda fue idea tuya o es un dispositivo exportado? ¿Qué sientes cuando saltas sobre la espalada de un detenido, que te dice la suela de tu zapato cuando le pisas la cara, te duelen los pies cuando le rompes las vértebras? ¿Qué le dices a tu familia cuando preguntan cómo ha sido tu día? ¿Con los dedos llenos de aceite humano acaricias a tus hijos, saludas a tu madre? ¿La pobreza se elimina disparándoles a los niños bajo los puentes? ¿Por un ladrón justamente encarcelado, mil prisioneros políticos es la ecuación? ¿Qué ves en los espejos? ¿Qué ves en tus sueños? 

Y las palabras se hacen insignificantes… Es entonces cuando duelen las preguntas, es entonces cuando desgarran las respuestas… 

¿Violencia innecesaria en vez de abuso policial? ¿A que velocidad debe azotar el garrote para que la violencia sea necesaria?¿Brincar sobre una mujer embarazada, violar a una niña, pasarle un camión por las piernas a un pibe indefenso, tenerlo de pie por días, electrocutarlo hasta el hastío, cortarle los pezones a las mujeres, las tetillas a los hombres, martillarle los testículos a los jóvenes, arrancarle los ojos con vuestro yatagán a los viejos, dinamitarlos, enterrarlos vivos, taparlos con cal barata, robarle sus enseres? ¿Hacer la vista gorda ante injusticias por dinero convertido en avaricia? ¿Sigo? (faltaría tinta, Mi general) ¿Qué patria te dijo a ti que había que había que rociarlos con bencina y quemarlos vivos? 

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Y yo, en mi apasionado, vehemente, pero sano juicio en nombre de muchos te digo. Cuando me llegue la hora, no ahorren energía, póngale todo el voltaje, fríanme como a un pollo derrotado. Háganlo breve con sus preguntas, que mis respuestas serán las mismas.No lo sé, no lo conozco, no se de que me hablan. Cuando me pateen, que sea sin contemplaciones, para eso les pagan. Hagan algo bien. Ahórrense el Doctor, que el recuerdo de mi gente y de mi pueblo cuidará de mí. Que si me voy, vendré de vuelta en otros cuerpos, en otros nombres, como otros han vuelto a través de mí. No gasten en vendas, que sus nombres ya los conozco, sus caras salen a diario en los noticiarios. Olvídense de sus capuchas, sé bien donde ir a buscarlos. 

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Bien sabemos que les tiembla hasta los cimientos cuando podemos defendernos. Bien sabemos que muchos de ustedes son unos cobardes. Porque si lo que hacen, según ustedes, es tan correcto o fue tan bien hecho. No se andarían excusando o acusando entre ustedes o comiéndose los unos a los otros. “Yo sólo obedecí órdenes, yo no estaba, yo no lo maltraté, yo no fui, yo nunca lo torturé, yo no lo mate”. Fueron otros, fueron unos infiltrados, fueron cualquiera menos ustedes. 

¿Ahí se te olvida la palabra “patria”? 

Es decir, valientes en la mediada de lo posible, de pequeños dioses pasan ha simples gusanos que se arrastran mintiendo, falsificando, encubriendo y negándolo todo. Las otras veces, cuando podemos defendernos, han huido despavoridos. Sus jefes se han escondido, de seguro ustedes no lo han visto, ya iban bien lejos corriendo.¿Le va quedando claro “Mi” Teniente? ¿Entiende un carajo de lo que le digo “Mi” capitán? 

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Y entonces, y si fuésemos a buscar a vuestros hijos y les quebráramos, igual como lo han hecho ustedes, uno a uno sus pequeños dedos. ¿Entenderías? Y si raptáramos a tu esposa, a tu madre, a tu hija y la violáramos un par de semanas o meses preguntándole por tus oscuros planes… ¿Entenderías? 

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No desenfundes todavía. Podrás estar muy equivocado, pero somos amantes de la vida no de la muerte. Torturarte jamás, humillarte tampoco, ultrajarte mucho menos. 

Sin embargo, nos tiemblan las manos por no tener un arma y reventarte el cuervo negro que adorna tu cabeza. Y de verdad que tiemblan las manos, cuando tú, como simple y desenvuelto cazador disparas sobre una bandada de pájaros estudiantes, obreros, indios, pescadores, niños y mujeres. Sería excelente que recapacitaras, que nos entendieras, que entendieras.  

“Hay unas fuerzas armadas, que más que fuerzas armadas, son fuerzas Amadas, allí están… Trabajando junto al Pueblo y no en contra de el, sembrando, alfabetizando, curando las heridas tatuadas, pintando las casas de todos los colores. Hay unas fuerzas armadas que usan los tanques para arar la tierra, no para quemarla. Hay unas fuerzas armadas que desfilan entremedio de aplausos y lágrimas. Aplausos de orgullo, lágrimas de felicidad” 

¿Y ustedes? 

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Sería muy bueno que lo penséis dos veces antes de reaccionar. Antes de actuar. Sin embargo, no te equivoques, el combustible que mueve el engranaje de nuestras ideas no es dinero, no es venganza, no es el odio, no es un sueldo, no es petróleo ensangrentado, son las convicciones, los sueños, los anhelos. Es sólo el gran deseo de cambiar un mundo injusto por uno mejor, es la humanidad que grita llora y reclama por un mundo mejor, que Otro Mundo es Posible.  Entonces, ya sabes. Ya lo has visto. También podemos defendernos. Nuestra paciencia tiene límites. No digas que no te avisamos. 

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“¿Qué nos pasó, cómo ha pasado? ¿Qué traidor nos ha robado la ilusión del corazón? Creo que quiero cerrar los ojos para no ver los despojos de lo que tanto amaba entonces. Que vuelva bruñido el bronce, que se limpien las banderas; yo quiero una fila entera de soldados desfilando y todo un pueblo cantando con renovada pasión. Quiero de nuevo el Honor, aunque no existan victorias, quiero llorar con la gloria de una Marcha Militar y un banderín agitando, frente a un Ejército Popular…”   

Víctor Heredia, Aquellos soldaditos de Plomo 

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Septiembre, del 2006 

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 "Lo que me quede de vida para el Pueblo
Lo que me quede de muerte para sus explotadores"

Andrés Bianque.

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