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Revista Literaria AZUL@RTE

Salomón VALDERRAMA CRUZ

Salomón VALDERRAMA CRUZ
 
 Palabra, planetas, núcleo, escapar:
como poemas
(fragmento)
 
No hay espacio para todos 

Es inevitable pensar en el silencio. Místicos recuerdos cuando las obras, los paraísos y los pensamientos van más allá del verdadero y ordinario cuerpo. Pienso en la trascendencia, en lo que prefigura y determina que de una obra, sí y otra no, florezcan trópicos o clásicos de las nuevas y muy copuladas artes. Y es que, aunque trato, una fuerza extraña me hace recordar, en este instante, a Lautréamont y su esotérica vida o, debo decir, vidas que persiguen, construyen y desbaratan el mismo Laberinto del Minotauro, escondido, en un caracol de matemática belleza o esfinge de Fibonacci o, sinceramente, caos perpetuo. Cierro los ojos y sigo, contemplando, a César Moro ejecutando su parábola; soy testigo cómo desde el fuego adverso, con sus tres manos, arranca un poco de fuego y va a encender la mecha que, indefectiblemente, llegará en la dinamita. Con su vida, su propia y única carne ya extendida para freírla, para reclamar que es esta mecha peruana, que al maligno equilibrio aún vive en Francia. Hablo, hablo sí del culteranismo moderno y de Luis de Góngora y Argote en pie de lucha radical en desvestida Europa, tan fría, bella y máquina o maquina secreta. Agua que te quiero ver manumitida de Megápolis: cuando el oro negro ya no es sino desecho que resta las coordenadas de la luna. Criptología que te amo en el juego, niñas serias, de Gerardo Chávez: alucinación, visión, catarsis superior de un universo natural; especies que vamos en el tiempo y espacios de donde llegamos y partimos. Será tiempo igual a circular o transformar. Es ineludible, ahora, imaginar el anda sin La papa o que la papa aspire, contenga el aire, y tenga que llegar a los cielos olímpicos de La noche estrellada. Iluminar las pampas de estrellas con voces nuevas, lluvias como palabras Julio Cortázar o palabras a sustentar las lluvias que hay, instantes, que es la hora que deje de ser la misma, siempre de apócrifa inocente. Palabra grave, enferma de hacer sentir, siempre, la misma cosa o serán idiotas educandos los que aprendieron en las escuelas el arte de entender. De tener miedo, de no tener la metritud de Carlos Oquendo de Amat 

*

«Tuve miedo
y me regresé de la locura
tuve miedo de ser
una rueda
un color
un paso
 
PORQUE MIS OJOS ERAN NIÑOS 
 
Y mi corazón
un botón
más
de
mi camisa de fuerza
 
Pero hoy que mis ojos visten pantalones largos 
veo la calle que está mendiga de pasos.» 

 Así para ser revolución y soledad. Resurrección y eternidad.  

*

Ilustración : Steve Adams (http://adamsillustration.com/)

1 comentario

Alejandro M. C. -

Dejo constancia de mi paso por este hermoso blog.

Desde Uruguay, Felicitaciones!